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YO ASESINÉ A MI HIJA



"Esto significa que todo el que pertenece a Cristo se ha convertido en una persona nueva. La vida antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!" (2 Corintios 5:17 NTV).

¿Qué pasó?
Tenía 21, mi novia 18 y estábamos enmarañados en un torbellino de pasión y sexo. Todo se derrumbó cuando nos enteramos que mi novia estaba embarazada de 12 semanas.

¿Qué hicieron?
Era un joven egoísta y hedonista, temía que un hijo indeseado complicara mi carrera universitaria y coartara mi libertad. Así que decidimos terminar con el embarazo y le pagamos 350 dólares a un médico para que realizara el aborto.

¿Cómo te sentiste entonces?
Desde que tomamos la fatídica decisión, me sentí como la peor escoria de este mundo. Fui corresponsable del asesinato de mi hijita.

¿Qué hiciste después?
Nada fue igual que antes. Mi corazón se llenó de culpa y vergüenza. Regresamos a la fornicación desenfrenada, pero seguía vacío y sin rumbo. Fue entonces que asistí a una reunión en la iglesia donde escuché el evangelio y le entregué mi corazón a Jesucristo. Él perdonó mis pecados, me liberó de la pesada carga de culpabilidad y me hizo una nueva criatura.

¿Qué les dirías a los novios que se encuentran en una situación similar?
Hoy mi hija tendría 25 años, tal vez fuera profesional y yo estaría jugando con mis nietos. No asesinen a sus hijos porque son vidas indefensas, y matarlos será el peor pecado que cometan en sus vidas. No existe ningún justificativo para hacerlo. Los hijos son de Dios y siempre son una bendición.

-Carlos H. Suárez F.

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