¡CERO ESTRÉS!
“Entonces el rey mandó, y trajeron a Daniel, y le echaron en el foso de los leones. Y el rey dijo a Daniel: El Dios tuyo, a quien tú continuamente sirves, él te libre” (Daniel 6:16).
¿Qué
harías tú si te echaran a un foso lleno de leones feroces y voraces? ¿Empezarías
a rugir como un león para asustarlos o espantarlos? ¿Buscarías desesperadamente
la manera de escapar de aquel foso? ¿Gritarías para tratar de sobornar a alguno
de los guardias? ¿Enfrentarías a los leones en tus propias fuerzas? ¿Qué
piensas que hizo Daniel en el foso de los leones?
Al
parecer Daniel oró fervientemente a Dios y Él envió su ángel, el cual cerró la
boca de los leones para que no le hiciesen daño (6:22). Daniel, como fue su
convicción toda la vida, creyó que Dios estaba en control absoluto de la
situación y que en sus manos estaba la decisión de alimentar a esas fieras con
sus carnes o darle una plácida siesta con un león por almohada.
Todo
creyente está constantemente acosado por tres fieros leones: Satanás, el mundo
y su propia carne. De hecho, la Biblia enseña que Satanás “…anda al acecho como
león rugiente, buscando a quién devorar” (1 Pedro 5:8 NTV), pero el peor de
ellos es su propia concupiscencia. Así que, todo el tiempo estamos amenazados,
pero nunca estamos solos.
Por
lo tanto, no debes temer a ninguno de tus enemigos ni te deben amedrentar sus
bramidos. Tú ya no te perteneces, pues has sido comprado por un precio muy
alto: la sangre de Jesucristo (1 Pedro 1:19). Por consiguiente, le perteneces a
Dios, Él es tu dueño y en sus manos estás seguro. Tu vida no corre peligro
jamás, pues no estás a merced de asesinos, ni enfermedades. Dios te llamó a paz
y no a estrés. Como Daniel, tienes que creer y descansar en Él.
-Carlos
H. Suárez
Plan de lectura de la Biblia completa en un año:
Marzo 25. 2019
Deuteronomio 31-32
Lucas 4:1-30
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