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POCA FE, POCOS MILAGROS

POCA FE, POCOS MILAGROS

«Y se resistían a creer en él. Pero Jesús les dijo: —En todas partes se honra a un profeta, menos en su propia tierra y en su propia casa. Y no hizo allí muchos milagros porque aquella gente no tenía fe en él» (Mt 13:57-58 DHH).

Cuando Jesús regresó a Nazaret, comenzó a participar en la sinagoga. Todos sus familiares, amigos y vecinos quedaron completamente asombrados por la sabiduría con la que enseñaba y el poder con el que realizaba milagros. Sin embargo, se burlaban de Él porque conocían su casa, el oficio de su padre José (carpintero), a su madre María, a sus hermanos (Santiago, José, Simón y Judas), y a sus hermanas. ¿Pueden creerlo? ¡Se resistían a creer en Él!

Este pasaje nos revela un detalle muy interesante acerca de los milagros que Dios realiza en medio de su pueblo: la fe en Jesucristo parece ser la llave que abre el flujo de milagros. Mucha fe, muchos milagros; poca fe, pocos milagros. Metafóricamente hablando, Jesús llegó con un canasto enorme y lleno de milagros para derramar sobre la gente de su pueblo y sus alrededores, pero no pudo hacerlo como deseaba, porque la gente se resistió a creer en Él. Me pregunto cuántas cosas maravillosas querrá hacer Dios en tu vida y en tu familia hoy, pero no las realizará debido a la dureza de tu corazón, que prefiere confiar en los bancos, en los políticos o en ti mismo, antes que en Él.

La noticia prominente para hoy es que Dios te ama sinceramente y desea bendecirte ricamente. Dios quiere hacer proezas y maravillas en ti y a través de ti, pero es necesario que creas en Él. Como alguien dijo acertadamente: «la fe no hace que las cosas sean fáciles, hace que sean posibles». Cree en Jesús con todo tu corazón y serás salvo, y verás el poder de Dios obrando a tu favor.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

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