NI A LOS TALONES
NI A LOS TALONES
«Les digo la verdad, de todos los que han vivido, nadie es superior a Juan el Bautista. Sin embargo, hasta la persona más insignificante en el reino del cielo es superior a él» (Mt 11:11 NTV).
Si tuvieras que elegir al personaje bíblico más importante después de Jesús, ¿quién sería? ¿Sabes a quién eligió Jesús? Exacto, a su primo Juan el Bautista, quien tuvo un fructífero ministerio de predicación durante seis meses, fue encarcelado un año por denunciar el adulterio del rey Herodes y terminó decapitado a los treinta años. En la antigüedad, Dios le dijo a Samuel que Él miraba el corazón del ser humano, no su apariencia física. En ese sentido, muchos hicieron y dijeron cosas importantes antes de Juan, pero nadie fue digno de ser elogiado por Jesús.
Pero, ¿qué fue lo que hizo Juan que cautivó tanto a su primo, el Mesías? Bueno, se dice que Juan predicaba el advenimiento del reino de Dios en el desierto y bautizaba en el río Jordán a los que se arrepentían, vistiendo modestamente ropa hecha de pelo de camello y llevando un cinturón de cuero. Además, era el mensajero que anunciaba la venida y preparaba el camino del Rey. No se dedicaba a comer como un glotón ni a beber como un borracho; al contrario, se alimentaba sencillamente de miel silvestre y langostas. Nunca escribió ni un solo verso de las Escrituras, no edificó ningún santuario ni fue un predicador internacional. Nada espectacular en su currículum, ¿no crees?
Ahora bien, ¿te has preguntado alguna vez por qué los motivadores contemporáneos no se atreven a exponer a Juan el Bautista como un modelo de carácter y liderazgo? Y aún más, ¿por qué nos sugieren a otros personajes que, aunque hicieron y dijeron cosas notables, no se comparan con nuestro último gran profeta del Antiguo Testamento, encomiado por Jesús? Veámoslo así: veintiún siglos después, Juan el Bautista sigue siendo un poderoso ejemplo de un kerigma contundente, de una vida fiel y consagrada a Dios, de una personalidad íntegra, adornada de amor y verdad, y de un ministerio exitoso.
La noticia prominente para hoy es que Dios no quiere hacer de ti una mejor versión de ti mismo, sino algo mucho mejor: quiere transformar tu carácter a la imagen maravillosa de Jesucristo. Y para ese noble propósito le ha encargado esta delicada tarea al Espíritu Santo, el mejor escultor del Universo. Así que, con toda confianza, puedes pedirles a los que te rodean que tengan paciencia, porque no eres un producto terminado; eres un creyente cuya personalidad está en construcción, y el que comenzó en ti esa buena obra la perfeccionará hasta el día en que Jesucristo regrese. Amén.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
No hay comentarios
Publicar un comentario