LA MEDIDA DEL HOMBRE
LA MEDIDA DEL HOMBRE
«Yo también, excelentísimo Teófilo, lo he investigado todo con cuidado desde el principio, y me ha parecido conveniente escribirte estas cosas ordenadamente, para que conozcas bien la verdad de lo que te han enseñado» (Lc 1:3-4 DHH).
El evangelio de Lucas fue escrito con el propósito de presentar a Jesús de Nazaret como el Hijo del Hombre, un título que simboliza al ser humano perfecto, aquel que piensa, habla y actúa en armonía con el corazón y el propósito de Dios. Jesús fue completamente humano, pero sin pecado. Vivió una vida santa en todos los aspectos de la experiencia humana: nunca pronunció una palabra corrompida, jamás engañó a nadie ni cometió injusticia alguna. Su carácter reflejó todos los frutos del Espíritu Santo y su comportamiento fue ejemplar. Si Protágoras afirmó que «el hombre es la medida de todas las cosas», Lucas proclama que «Jesús es la medida del ser humano».
Lucas era un hombre instruido que investigó exhaustiva y diligentemente la genealogía, las antiguas profecías, la historia familiar, los discípulos que Jesús formó, los sermones que predicó y los milagros que realizó. Como no conoció personalmente a Jesús, su obra biográfica se basó en las Escrituras judías, en entrevistas con testigos presenciales, como su madre, sus hermanos y apóstoles, y en la lectura de lo que ya se había escrito sobre Él (por ejemplo, el evangelio de Marcos). Todo este proceso de investigación fue guiado por el Espíritu Santo, quien inspiró a Lucas para que escribiera con precisión y orden sobre la vida, enseñanzas y obra de Jesús.
Lucas tenía un amigo llamado Teófilo (nombre griego que significa «amigo de Dios» o «amado de Dios»), quien ya había recibido el mensaje del evangelio. Lucas escribió su evangelio para confirmar la veracidad de todo lo que Teófilo había escuchado sobre Jesús. Ese extraordinario relato ha llegado a nosotros en la forma del Evangelio según Lucas, sobre el cual reflexionaremos en los próximos días. El Evangelio de Lucas es una verdadera joya de la literatura antigua, una fuente histórica fundamental y un manantial de agua viva, que es Jesucristo.
Lucas tenía un amigo llamado Teófilo (nombre griego que significa «amigo de Dios» o «amado de Dios»), quien ya había recibido el mensaje del evangelio. Lucas escribió su evangelio para confirmar la veracidad de todo lo que Teófilo había escuchado sobre Jesús. Ese extraordinario relato ha llegado a nosotros en la forma del Evangelio según Lucas, sobre el cual reflexionaremos en los próximos días. El Evangelio de Lucas es una verdadera joya de la literatura antigua, una fuente histórica fundamental y un manantial de agua viva, que es Jesucristo.
La noticia destacada es que el Espíritu Santo inspiró a cuatro hagiógrafos para escribir los cuatro evangelios del Nuevo Testamento, con el propósito de revelar a Jesús en cuatro dimensiones: como Rey, como Siervo, como Hombre y como Dios. Jesús es el Hijo del Hombre que vino del cielo para buscar y salvar a los perdidos en este mundo y muertos en sus pecados. Reconócelo como tu Rey, acéptalo como tu Salvador, sigue su ejemplo como tu Hermano mayor, adóralo como tu Dios, y serás salvo tú y tu casa.
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