¡DIOS ES BUENÍSIMO!
¡DIOS ES BUENÍSIMO!
«¿Quién de ustedes que sea padre, si su hijo le pide un pescado, le dará en cambio una serpiente? ¿O, si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues, si ustedes, aun siendo malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!» (Lc 11:11-13 NVI).
La carta de un jeque árabe a su padre decía: «Londres es maravilloso, la gente es muy agradable y me encanta estar aquí, pero papá, me da un poco de vergüenza llegar a clase con mi Ferrari de oro macizo, mientras todos mis profesores y la mayoría de mis compañeros de estudios viajan en tren». Al día siguiente, Nasser recibe una respuesta de su padre: «Querido hijo: Acabo de ordenar una transferencia de 20 millones de dólares a tu cuenta. Por favor, deja de avergonzarnos a todos. Ve y cómprate un tren tú también».
¿Cuál es tu opinión sobre Dios como Padre? ¿Crees que Dios ama y hace regalos generosos a sus hijos? La respuesta es un rotundo "Sí". Imagina, si nosotros, los padres humanos, haciendo grandes sacrificios, sabemos dar buenos regalos a nuestros hijos, ¡cuánto más Dios, que regala a sus hijos nada menos que el Espíritu Santo! El Espíritu Santo es la tercera persona de la bendita Trinidad, el Consolador y el autor intelectual de la Biblia.
El Espíritu Santo tiene una gran influencia sobre el creyente hoy en día: le imparte vida (lo regenera) cuando cree en Jesús y lo confiesa como Salvador, luego lo bautiza en el cuerpo espiritual y universal de Cristo (la Iglesia), lo santifica (lo aparta del pecado), lo sella (como propiedad privada de Dios), lo capacita dándole dones espirituales, se convierte en las arras (garantía) de su salvación eterna y lo llena (guía) con poder y sabiduría para crecer y llevar una vida saludable, próspera y victoriosa.
Así que, si tus padres nunca te han hecho buenos regalos, ¡hoy es tu día de bendición! Dios quiere obsequiarte su Espíritu Santo; solo tienes que creer en Jesús como tu Salvador y confesarlo como tu Señor. Jesús, refiriéndose al Espíritu Santo, dijo: «El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior brotarán ríos de agua viva» (Jn 7:38).
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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