PRIORIDADES EN ORDEN
PRIORIDADES EN ORDEN
«La futura gloria de este templo será mayor que su pasada gloria, dice el Señor de los Ejércitos Celestiales, y en este lugar, traeré paz. ¡Yo, el Señor de los Ejércitos Celestiales, he hablado!» (Hag 2:9 NTV).
Hageo fue uno de los doce profetas menores del Antiguo Testamento y contemporáneo de Zacarías. Su nombre significa "fiesta alegre", y su libro habla precisamente de la celebración espiritual de la reconstrucción del templo. Esta profecía le fue revelada a Hageo en el segundo año del reinado de Darío (520 a.C.). Zorobabel, el gobernador, y Josué, el Sumo Sacerdote, habían regresado de Babilonia a Jerusalén con un primer grupo de judíos para reconstruir el templo del Señor, que había sido severamente dañado por los babilonios.
Alguien dijo que "somos lo que pensamos". De esta manera, los judíos de aquella época se preguntaban con asombro por qué sembraban mucho y cosechaban poco, comían pero no se saciaban, bebían pero seguían teniendo sed, se abrigaban pero aún sentían frío, y sus salarios desaparecían como si sus bolsillos estuvieran llenos de agujeros. Dios les responde: "Porque ustedes alegan que todavía no es el tiempo para reconstruir la casa de Dios", es decir, sus prioridades estaban desordenadas.
¿Qué argumentos utiliza Dios para demostrarles esto? Les señala que sus propias casas eran hermosas, elegantes y lujosas, mientras que el templo de Dios permanecía en ruinas. Los judíos debían obedecer el mandato de Yahweh y ponerse a trabajar de inmediato, yendo a los montes para cortar madera. Dios les proveería el oro y la plata para culminar la obra. Así, Yahweh despertó el entusiasmo de Zorobabel, de Josué y de todo el remanente del pueblo de Dios, prometiendo que esa Casa tendría mayor gloria que la que edificó Salomón, porque por sus atrios y pasillos caminaría y enseñaría su majestad real, Jesús de Nazaret.
La noticia prominente que podemos extraer del libro de Hageo es: ¡pon tus prioridades en orden ya! Tu cuerpo es templo del Espíritu Santo y su embellecimiento moral y espiritual no debe ser postergado. Tu prioridad consiste en edificarlo y adornarlo primorosamente con el fruto del Espíritu Santo, es decir, amor, gozo, paz y paciencia, porque un día no muy lejano, Cristo te presentará delante de su Padre.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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