ODIADO Y RECHAZADO
ODIADO Y RECHAZADO
«El profeta, junto con Dios, es el centinela de Efraín, pero enfrenta trampas en todos sus caminos, y hostilidad en la casa de su Dios» (Os 9:8 NVI).
Aunque la profecía es una de las cosas más valiosas en la vida personal y nacional, la noble profesión del profeta no lo es. El profeta debe soportar todo tipo de humillaciones, intrigas, hostilidades y manifestaciones de odio. Por ejemplo, Oseas era un buen hombre, un regalo de Dios para Israel, porque les servía de centinela predicando palabras de exhortación, sabiduría y esperanza. Sin embargo, la gente le ponía tropiezos por doquier; «hasta en la misma casa de Dios» querían silenciarlo.
El siervo de Dios ha sido llamado para ser fiel a su Señor. No debe esperar la honra de la gente ni la recompensa en este mundo, porque son vanidad; además, este no es su hogar. El profeta de Yahweh será recompensado y honrado en el futuro, en el Tribunal de Cristo, donde «cada uno recibirá según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo» (2 Co 5:10). Ese juicio, de premiación y no de condenación, será motivo de mucha alegría para algunos y de gran tristeza para otros. Muchos se lamentarán por no haber cumplido la misión que se les encomendó y por no haber permanecido en los propósitos de Dios para sus vidas.
La noticia prominente para hoy es: Dios te ama y anhela que seas leal al pacto que hiciste con Él. No te distraigas con el brillo de las cosas pasajeras de este mundo. Más bien, procura con diligencia involucrarte en llevar a cabo la Gran Comisión, predicando con fidelidad el evangelio de salvación por todos los medios posibles. Recuerda que «el mundo y sus deseos pasan, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre» (1 Jn 2:17).
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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