¡NO TE CONFÍES!
¡NO TE CONFÍES!
«Los babilonios son prepotentes, porque son malvados; pero el justo vivirá porque confía en Dios» (Hab 2:4 NBV).
El profeta Habacuc escribió su libro poco antes del asedio babilónico a Judá y la caída de Jerusalén. Los caldeos se habían convertido rápidamente en una potencia militar internacional, devastando naciones con una violencia y crueldad sin precedentes.
Todos los seres humanos, sin excepción, nacemos con una terrible enfermedad moral y espiritual llamada «orgullo», la cual los babilonios habían desarrollado al máximo. Habían hecho de su propia fuerza un dios, al que adoraban y en quien confiaban para su redención.
Es aquí donde Dios interviene a través del profeta Habacuc, proclamando al mundo y a las generaciones venideras que la vida plena solo viene por medio de la fe, y no por las obras de justicia que el ser humano pueda realizar. Tanto judíos como babilonios son pecadores y serán juzgados por sus actos de maldad, pero vivirán y serán salvos únicamente si creen y confían en Dios. Desde el principio está establecido que la salvación es por fe y no por obras.
La noticia prominente de hoy es que Jesús vino al mundo para darnos salvación y vida eterna. Todo aquel que cree y confía en Él será salvo de toda condenación, y disfrutará de una vida plena y abundante en esta tierra, así como de una vida eterna en los cielos.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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