CREYENTES CHUECOS

CREYENTES CHUECOS

«El Señor me mostró otra visión: Estaba él de pie junto a un muro construido a plomo, y tenía una cuerda de plomada en la mano. Y el Señor me preguntó:

—¿Qué ves, Amós?

—Una cuerda de plomada —respondí.

Entonces el Señor dijo:

—Mira, voy a tirar la plomada en medio de mi pueblo Israel; no volveré a perdonarlo» (Am 7:7-8 NVI).

En este capítulo, Dios utiliza metáforas —la nube de langostas, el gran fuego y la plomada de albañil— para ilustrar el trato que le daría a su pueblo debido a su pecado. Pero, ¿qué es la plomada de albañil? Una plomada es un objeto metálico, generalmente cilíndrico con una punta en forma de cono, que está atado a un hilo, el cual a su vez se fija a una placa metálica que actúa como separador de la pared que se va a medir.

¿Y para qué sirve la plomada? En la construcción, la plomada usa la gravedad para determinar lo que es verdaderamente vertical. De esta manera, se puede verificar si un muro o cualquier estructura está correctamente alineada, es decir, perpendicular al suelo. Ahora bien, ¿cuál fue el significado de esta visión que Dios le mostró al profeta? Creo que Dios decidió usar la plomada en medio de su pueblo para medir si la conducta moral de Israel era recta y en consonancia con Su ley.

Entonces, ¿qué descubrió el Señor al aplicar la plomada sobre las élites gobernantes y el pueblo en general? Con gran tristeza, descubrió que la ética y la moral de su pueblo estaban completamente torcidas, y que sus acciones no se ajustaban a los propósitos ni a los mandamientos de Dios establecidos en la ley.

Finalmente, ¿cómo podemos aplicar esa metáfora a nuestras vidas hoy? Un ejemplo lo encontramos en la epístola a los Efesios, donde el apóstol Pablo enseña que no fuimos salvados por obras, sino para buenas obras. Dios espera que Su pueblo viva el evangelio en todas las áreas de la vida: en el hogar, el trabajo, los estudios y la iglesia. En conclusión, Dios ama la rectitud y aborrece el pecado: ¡un cristiano que vive torcido nunca glorificará a Dios!

—Carlos Humberto Suárez Filtrín