CAÍDA ESTREPITOSA
CAÍDA ESTREPITOSA
«El Señor dice a Edom: "Te haré pequeña entre las naciones; serás muy despreciada. Has sido engañada por tu propio orgullo porque vives en una fortaleza de piedra y haces tu morada en lo alto de las montañas. '¿Quién puede tocarnos aquí en las alturas remotas?', te preguntas con arrogancia; pero aunque te remontes tan alto como las águilas y construyas tu nido entre las estrellas, te haré caer estrepitosamente", dice el Señor» (Abd 2-4 NTV).
Abdías es uno de los doce profetas menores del Antiguo Testamento. Su nombre, que significa «siervo o adorador de Yahweh», es verdaderamente hermoso. Su libro es uno de los más breves de los Textos Sagrados, con solo 21 versículos que se centran principalmente en el juicio y la destrucción de Edom, descendientes de Esaú y primos cercanos de los israelitas. Debido a la brevedad de este libro, José Luis Sicre lo denomina: «el profeta de un fin de semana».
Pero, ¿por qué Dios emite un oráculo tan severo de juicio y destrucción contra Edom? Porque todos los pueblos de la tierra, junto con sus habitantes, le pertenecen por derecho de creación. Dios siempre evalúa la conducta de las naciones, estén o no bajo sus leyes santas. En el caso de Edom, Dios encontró arrogancia y autosuficiencia, ya que ellos se consideraban invencibles debido a las murallas naturales infranqueables que rodeaban sus ciudades. Sin embargo, Abdías les entrega en su libro una terrible advertencia: «si no se arrepienten de sus malas acciones, todos serán aniquilados». Y tal como Abdías predijo, así ocurrió.
La noticia prominente para hoy es: Dios se toma muy en serio la salvación de los pueblos. Por eso advirtió a Edom de su inevitable fracaso si no se humillaba ante Yahweh y se arrepentía de sus malos caminos. Hoy en día, Dios actúa de la misma manera con todos los habitantes de este planeta; los amonesta por su rebeldía e incredulidad, y los invita a creer en Él y a disfrutar de sus bendiciones. Por lo tanto, es prudente humillarse pronto bajo la poderosa mano del Señor, y vivir seguros bajo su amparo y fortaleza.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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