Youtube

DIÁFANA HERMANDAD


DIÁFANA HERMANDAD

«¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía! Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción que se derramó sobre la cabeza de Aarón, que corrió por su barba hasta llegar al borde de su túnica. La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón que cae sobre las montañas de Sion. Y allí el Señor ha pronunciado su bendición, incluso la vida eterna» (Sal 133 NTV).

—¡Qué maravilloso y agradable es cuando los hermanos conviven en armonía! Pues la armonía es tan preciosa como el aceite de la unción que se derramó sobre la cabeza de Aarón, que corrió por su barba hasta llegar al borde de su túnica. La armonía es tan refrescante como el rocío del monte Hermón que cae sobre las montañas de Sión. Y allí el Señor ha pronunciado su bendición, incluso la vida eterna» (Sal 133 NTV).

Este es otro de los cánticos espirituales que los peregrinos entonaban durante su ascenso a la ciudad de Jerusalén, donde se reunían para adorar a Yahvé y participar en las magníficas celebraciones realizadas en su honor. Dios creó a los seres humanos para que vivan en armonía, dentro del ámbito de la familia, la comunidad y, posteriormente, la iglesia. Por lo tanto, la soledad no formaba parte del plan original de Dios para la humanidad, ya que Dios es una Tri-unidad y nosotros somos miembros los unos de los otros.

En este maravilloso Salmo, el autor describe tres características muy importantes sobre la armonía que debe prevalecer en nuestra convivencia. En primer lugar, menciona que es 'preciosa', como la unción que se derramó sobre Aarón. La unción simbolizaba la bendición, protección y poder que Dios otorgaba al Sumo Sacerdote Aarón. El aceite de la unción se derramaba abundantemente sobre su cabeza, empapaba su barba completamente y luego escurría hasta el borde de sus vestiduras. ¡Aarón estaba lleno de Dios!

En segundo lugar, el salmista dice que la armonía es 'refrescante', como el rocío del monte Hermón que cae sobre las montañas de Sión. Este término es muy hermoso, pues significa que al ministrarnos unos a otros, cada quien según el don que ha recibido de Dios, la comunión se vuelve agradable y reconfortante, y el Señor la considera maravillosa.

Carlos Humberto Suárez Filtrín

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.