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SUERTE

SUERTE

«Cuando Amán le contó a su esposa, Zeres, y a todos sus amigos lo que había sucedido, sus sabios consejeros y su esposa dijeron: “Ya que Mardoqueo —este hombre que te ha humillado— es de origen judío, jamás tendrás éxito con tus planes contra él. Será tu ruina seguir oponiéndote a él”» (Est 6:13 NTV).

Amán hacía alarde de los honores que el rey Jerjes le había concedido, de su gran riqueza y de sus diez hijos, pero no soportaba ver a Mardoqueo sentado a la puerta del palacio sin ponerse de pie ni temblar de miedo ante su presencia. Por eso, su esposa Zeres y sus amigos le sugirieron que levantara un poste afilado de veintitrés metros de altura, para pedirle al rey que atravesara a Mardoqueo en el poste.

Después de asistir a un banquete con la reina Ester, en una noche de insomnio, el rey escuchó de las memorias de su reino que Mardoqueo le había salvado la vida en una ocasión y decidió honrarlo. Amán, pensando que la honra era para él, le aconsejó vestirlo con uno de sus mantos reales, montarlo en un caballo con un emblema real en la frente y que el funcionario más noble del rey lo paseara por la plaza gritando a viva voz: «¡Esto es lo que el rey hace a quien él quiere honrar!». Entonces, el rey ordenó a Amán hacerlo con Mardoqueo.

En un segundo banquete, la reina Ester le confesó al rey los planes perversos de Amán contra ella, su primo Mardoqueo y el resto de los judíos. Por lo antes dicho, el rey ordenó ejecutar a Amán en el poste que él había levantado para atravesar a Mardoqueo y permitió que los judíos se defendieran legítimamente de sus agresores. En seguida, el rey nombró a Mardoqueo como Primer Ministro, el segundo en autoridad en todo el reino de Persia, y la reina nombró a Mardoqueo como encargado de las propiedades de Amán.

Los días 7 y 8 de marzo del 473 a.C., los judíos en Susa eliminaron a ochocientos de sus enemigos, empalaron públicamente a los diez hijos de Amán y mataron a otros setenta y cinco mil agresores en todo el reino, pero sin adueñarse de sus propiedades. El día 9 de marzo, los judíos descansaron y celebraron una gran fiesta que se conmemora en la actualidad con el nombre de Purim (hebreo: «suertes»). Israel no se salvó por «suerte», sino porque es «la niña de los ojos de Dios» y todo intento por destruirlo fracasará.

Carlos Humberto Suárez Filtrín

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