LA OPINIÓN QUE CUENTA
LA OPINIÓN QUE CUENTA
«Seguramente tus hijos pecaron contra él, y por eso el castigo estaba bien merecido» (Job 8:4 NTV).
Bildad era el nombre del segundo amigo de Job que fue a visitarlo, y sus palabras tampoco trajeron alivio a su atribulado corazón. El argumento de Bildad fue tan mordaz como el de Elifaz temanita: «Si tú no pecaste contra Dios, entonces fueron tus hijos». Los razonamientos de los amigos de Job, Elifaz y Bildad, conducen a la misma conclusión: Dios es irascible, rencoroso e inmisericorde, por lo cual ha castigado ferozmente a Job y a sus hijos.
Además, estos argumentos niegan la existencia y la perversidad del enemigo número uno de nuestras almas, el diablo. Satanás y sus demonios son llamados «espíritus inmundos», y Jesús comparó al demonio con un ladrón que viene para hurtar, matar y destruir al ser humano, sea quien fuere. La opinión de Dios respecto a Job era muy buena, pues lo consideraba un «hombre intachable y de absoluta integridad», que «teme a Dios y se mantiene apartado del mal» (Job 1:8). Sin embargo, Satanás consideraba a Job como un adulador y no como un verdadero adorador, más un ‘chupamedias’ que un discípulo.
Pero, ¿cómo saber si la fe de Job era genuina? ¿Cómo podría Dios demostrarle a Satanás y a las generaciones venideras que Job era un verdadero creyente y no un impostor? La respuesta está claramente expresada en el libro: Dios permitió que Satanás probara a Job en todo, menos en quitarle la vida. Por una parte, es espeluznante enterarse de que los bienes, la familia y la salud de Job estuvieron por un tiempo en manos del demonio. Sin embargo, por otra parte, es consolador constatar que el diablo no avanzó ni un milímetro más en la vida de Job porque Dios se lo prohibió.
Bryan Duncan escribió una vez: «Benditas son las lágrimas que limpian las ventanas de tu alma y corazón, y traen un gozo angelical». Dios enjugó todas las lágrimas que Job derramó. Las pruebas, por más terribles que sean, no nos deben sorprender ni atemorizar, porque Dios está en control de Satanás y de todas las cosas que ocurren en el Universo. Nuestras vidas están en Sus manos y nada ni nadie nos puede arrebatar de ellas. Job jamás estuvo en peligro, porque nadie nos puede separar del amor de Dios. Job fue probado por Satanás y aprobado por Dios. ¡Esa es la opinión que cuenta!
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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