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UN REY RADICAL


UN REY RADICAL

«Nunca antes hubo un rey como Josías, que se volviera al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, obedeciendo todas las leyes de Moisés. Desde entonces nunca más hubo un rey como él» (2 R 23:25 NTV).

Cuando era niño, disfrutaba leyendo las revistas donde aparecían mis héroes favoritos: «El Llanero Solitario», «Juan sin Miedo» y «El Valiente». Ah, cómo me emocionaba verlos actuar con audacia y luchar con valentía por el bien y la justicia, defendiendo a los pobres e indefensos de los villanos ladrones e infames. Si lees el Segundo Libro de Reyes, te encontrarás con Josías, un personaje que destacará ante tus ojos y fácilmente ganará tu aprecio y admiración.

Josías fue uno de los últimos reyes de Judá, que gobernó la nación con justicia y rectitud durante treinta y un años. Al igual que sus antepasados, Asa, Josafat y Ezequías, Josías guio a la congregación hacia una verdadera adoración a Yahweh. Cuando el sacerdote Hilcías encontró el Libro de la Ley en el Templo y ésta fue leída en presencia del rey, Josías se humilló delante del Señor, rasgó sus ropas en señal de desesperación, se arrepintió por sus pecados llorando amargamente y consultó al Señor por él y por la nación. Entonces, Dios le manifestó su enojo por la ingratitud y la rebeldía de su pueblo: se apartaron de Él y desobedecieron sus mandamientos, ofreciendo sacrificios a dioses falsos.

La conversión de Josías fue tan genuina y radical que Dios escuchó desde los cielos su ruego y detuvo los planes de calamidad y desolación que tenía en mente ejecutar contra la ciudad de Jerusalén y el reino de Judá, hasta después de su muerte y entierro en paz. Así que, en medio de tanta maldad, idolatría y corrupción, el rey Josías marcó la diferencia, porque Dios le concedió un reinado de avivamiento espiritual y prosperidad material.

Los pueblos del mundo fueron testigos de los prodigios y las maravillas que Dios hizo por medio de un hombre consagrado enteramente a su voluntad: Josías, el intrépido judío que se volvió al Señor con todo su corazón, con toda su alma y con todas sus fuerzas, y que decidió obedecer fielmente todas las leyes de Moisés, cambió el curso de la historia para su ciudad y su país. ¿Quién será el próximo Josías que, convirtiéndose al Señor de esa manera, guíe a Guatemala hacia un avivamiento espiritual y una época de prosperidad?

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

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