EL QUE DESOBEDECE, PERECE
EL QUE DESOBEDECE, PERECE
«Después de esto, el Señor hirió a Joram con una enfermedad incurable en las entrañas» (2 Cr 21:12 NVI).
Los malos hijos, ¿nacen o se hacen? ¿Por qué de padres tan viles proceden hijos tan virtuosos, y de padres tan piadosos nacen hijos ruines? ¿Por qué en una familia con varios hijos criados con el mismo amor y nutridos con los mismos alimentos, unos crecen íntegros y otros completamente deshonestos? La historia del rey Joram nos plantea precisamente esas interrogantes. Su abuelo Asa y su padre Josafat fueron hombres excelentes que llevaron al pueblo de Israel a un verdadero avivamiento espiritual, pero Joram hizo exactamente lo contrario a todo lo que su padre y su abuelo le enseñaron.
Como buen padre, Josafat les dio regalos valiosos (oro, plata y objetos costosos) a cada uno de sus hijos, y les otorgó algunas ciudades amuralladas de Judá, pero designó a su primogénito Joram como sucesor en el trono. Sin embargo, cuando Joram se afianzó en el trono, ordenó asesinar a todos sus hermanos y a otros líderes opositores de Judá. Joram se casó con Atalía, hija única de Acab y Jezabel, y siguió el mal ejemplo de sus suegros en su reinado. Joram construyó muchos santuarios paganos e indujo a la gente a apartarse del buen camino y entregarse a la idolatría.
El profeta Elías le escribió al rey Joram una carta reprochando su mal comportamiento, señalando que se había apartado del buen ejemplo de su padre y su abuelo, había dado muerte a sus propios hermanos y promovido el culto a los dioses paganos. Por esa razón, dijo el profeta Elías, Dios le enviaría una enfermedad abdominal incurable, que empeoraría hasta que sus intestinos se salieran y muriera con terribles dolores. De esta manera, Dios castigó la desobediencia de Joram y la del pueblo de Judá, permitiendo que los pueblos árabes y filisteos atacaran la ciudad de Jerusalén y se llevaran todo lo valioso del palacio real y a sus propios hijos.
Entonces, ¿por qué de un padre tan pío como Josafat procede un hijo tan impío como Joram? Porque los hijos tienen libre albedrío, que al llegar a la mayoría de edad utilizan para tomar decisiones contrarias a los principios éticos y espirituales que sus padres les inculcaron. Por ejemplo, Israel, como el hijo primogénito de Dios, desobedeció la ley y terminó en el exilio. El hijo pródigo desobedeció a su padre y terminó en un chiquero en una provincia apartada. El creyente, como hijo de Dios, cuando desobedece a la Palabra de Dios, también termina mal, muy mal. El hijo que obedece, crece; pero el que desobedece, perece.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
No hay comentarios
Publicar un comentario