VARÓN DE PAZ

VARÓN DE PAZ

«Como el Señor ha estado con mi señor el rey, así esté con Salomón, y haga su trono más grande que el trono de mi señor el rey David» (1 R 1:37 NBLA).

Cuando David alcanzó una edad avanzada, experimentaba dificultades para entrar en calor a pesar de las numerosas frazadas que le colocaban sobre él. En busca de una solución, convocaron a una joven de excepcional belleza llamada Abisag para que lo cuidara y así el rey pudiera conciliar el sueño con mayor comodidad en sus brazos. Abisag se encargaba de atender todas las necesidades del rey, aunque nunca mantuvieron relaciones sexuales. En ese contexto, Adonías, hijo de David y nacido de Haguit, aprovechó la debilidad del gobierno para llevar a cabo el acto más desafiante de su vida: intentó tomar el control de la historia organizando un complot para usurpar el trono mediante un golpe de Estado, sin considerar la voluntad de Dios.

Entonces, Adonías adquirió carros de guerra con sus conductores y reclutó a cincuenta hombres para que lo acompañaran, mientras se respaldaba en el general Joab y en el sacerdote Abiatar. En la peña de Zohelet, realizó sacrificios de ovejas, ganado y terneros engordados, para luego invitar a todos sus hermanos, así como a los demás hijos del rey David y a los funcionarios de Judá, autoproclamándose rey de Israel en ese mismo lugar. Tras difundirse la noticia de la autoproclamación de Adonías como rey, el profeta Natán instó a Betsabé a presentarse ante el rey David para recordarle su promesa de nombrar a Salomón como el legítimo heredero al trono de Israel.

Dios, en su total gracia, había perdonado por completo el pecado de adulterio de David y, como muestra de su bendición, otorgó a su esposa Betsabé la gracia de dar a luz un hijo al que llamaron Salomón, cuyo nombre significa «varón de paz». Entre todos los hijos de David, Dios seleccionó a Salomón para ocupar el trono del reino de Jehová sobre Israel. Por consiguiente, David instruyó al sacerdote Sadoc, al profeta Natán y al general Benaía para ungir a Salomón como rey en el manantial de Gihón. En aquel lugar, se hizo sonar el cuerno de carnero y el pueblo aclamó: «¡Viva el rey Salomón!» La multitud lo siguió, tocando flautas y expresando su alegría con gritos. Así, David proclamó a Salomón como rey de Israel y entronizó.

Presta mucha atención a la noticia prominente de hoy: Si crees en Jesús como tu Señor y Salvador, Dios te otorgará la autoridad de ser reconocido como hijo de Dios. ¿Te das cuenta de lo que eso implica? Te convertirás en un príncipe heredero del Rey de reyes y Señor de señores. Jesús, el Príncipe de paz, se convertirá en tu hermano mayor. Aunque no poseas nada en este mundo, serás transformado en un heredero de Dios y un coheredero con Cristo, y reinarás junto a Él. ¡Realmente es una noticia extraordinaria! ¿Entonces, decidirás creer en Jesús como tu Señor y Salvador hoy mismo?

—Carlos Humberto Suárez Filtrín