NOMBRES ESCRITOS EN MÁRMOL
NOMBRES ESCRITOS EN MÁRMOL
«El que gobierna con justicia y gobierna en el temor de Dios es como la luz de la mañana al amanecer, como una mañana sin nubes, como el brillar del sol sobre la hierba nueva después de la lluvia» (2 S 23:3-4 NTV).
El rey David destacó como el paladín más glorioso del pueblo de Israel. Durante sus cuarenta años de reinado, su formidable habilidad militar llevó a la nación israelita a su máxima expansión territorial, conquistando las tierras de sus vecinos arameos, amonitas, moabitas, edomitas, amalecitas y filisteos. Por consiguiente, David se erige como el ejemplo más elocuente de una vida victoriosa dedicada plenamente a la voluntad de Dios. Desde sus humildes orígenes como pastor de ovejas y cabras, Dios, en su gracia, lo alzó para gobernar con nobleza y excelencia sobre un país grande y poderoso, convirtiéndolo en el dulce cantor de Israel.
Sin embargo, es importante reconocer que David no habría logrado tales victorias sin la ayuda de Dios y otros hombres valientes que estuvieron a su lado. Entre ellos se destacan tres guerreros: En primer lugar, Joseb-basebet el tacmonita, quien en una ocasión mató a ochocientos hombres. En segundo lugar, Eleazar, hijo de Dodo, que, cuando los demás israelitas habían huido, se mantuvo junto a David enfrentando a los filisteos, hiriéndolos hasta que su mano se cansó de levantar la espada. En tercer lugar, Sama, hijo de Age, quien, cuando los demás israelitas habían huido, se mantuvo firme en medio de un campo de lentejas, defendiéndolo hasta derrotar a los filisteos.
La verdad absoluta en este mundo es que ningún ejército puede ganar batallas extraordinarias con soldados mediocres. Entre los miles de soldados valientes y esforzados que acompañaron a David, estos tres destacaron como verdaderos guerreros excepcionales. Comprendieron a la perfección el propósito que Dios tenía para sus vidas, perfeccionaron sus habilidades en el manejo de la espada para convertirse en los más letales combatientes y llevaron a cabo su misión en este mundo de manera extraordinaria. Aunque sus nombres no sean ampliamente conocidos, el Espíritu Santo, el autor de las Escrituras, los ha inmortalizado escribiendo sus nombres en mármol, asegurando así que la historia nunca los olvide.
La noticia importante para hoy es que Dios te ama infinitamente y desea que te conviertas en una persona sobresaliente. A lo largo de la historia, todos los seres humanos han sido salvados por la gracia de Dios y no por sus propias acciones, pero hemos sido salvados con el propósito de llevar a cabo las buenas obras que Dios ha preparado de antemano para nosotros. Dios es excelencia misma, y la mediocridad pertenece al dominio del diablo; aquellos que son mediocres no glorifican a Dios. Coloca tu fe en Jesucristo y tu nombre será inscrito en el Libro de la Vida, donde permanecerá para siempre, inmutable.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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