PROPUESTA IMPERDIBLE
PROPUESTA IMPERDIBLE
«Yo he estado contigo por dondequiera que has ido, y he aniquilado a todos tus enemigos. Y ahora voy a hacerte tan famoso como los más grandes de la tierra» (2 S 7:9 NVI).
La narrativa bíblica presenta a Dios como un Dios de pactos. Estableció pactos con Adán, Noé, Abraham, Moisés y David. Todos estos pactos fueron grandiosas ideas de Dios para su pueblo y la humanidad entera. La mayoría de ellos fueron incondicionales, es decir, Dios hacía grandes promesas de protección y bendición, jurando por sí mismo, y luego las cumplía fielmente. El pacto hecho con Moisés en el monte Sinaí requería la lealtad del pueblo hacia Dios y la obediencia a sus leyes, pero los israelitas nunca cumplieron con su parte.
Los pactos estaban interconectados entre sí y apuntaban en ascenso hacia el nuevo pacto en la sangre de Su Majestad Real, Jesús de Nazaret, el Mesías de Israel. Las promesas que se registran en este pacto son las siguientes:
1. Dios levantará a un descendiente para fortalecer Su reino.
2. Este descendiente edificará un templo para la gloria de su
Nombre.
3. Dios será su padre y él será su hijo. Si cae en pecado, Dios lo
corregirá con vara, como un Padre corrige a su hijo.
4. Dios nunca retirará su favor.
5. Dios garantizará que su reino permanezca eternamente.
La respuesta de David a tan extraordinaria propuesta refleja la experiencia de todo ser humano que mantiene una relación personal e íntima con Dios: «¿Quién soy yo, oh Señor Soberano, y qué es mi familia para que me hayas traído hasta aquí?». Tanto David como su familia merecían la muerte y la condenación eterna, al igual que todos los habitantes del planeta, pero Dios, en su infinita gracia, les concedió bendiciones abundantes, un nombre famoso, y estableció su reino para perdurar eternamente.
La noticia prominente para hoy es que el Dios de los cielos te ama y te busca persistentemente para establecer un pacto contigo en este mismo día. Si crees en Jesús como tu Salvador, Dios promete transformarte en una nueva criatura: perdonar todos tus pecados, bendecir tu vida abundantemente y concederte el regalo de la vida eterna. Entonces, ¿aceptarás o rechazarás el pacto que Dios te ofrece hoy?
–Carlos Humberto Suárez Filtrín
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