LO JUSTO Y LO CORRECTO
LO JUSTO Y LO CORRECTO
«De modo que David reinó sobre todo Israel e hizo lo que era justo y correcto para su pueblo» (2 S 8:15 NTV).
Las múltiples, contundentes y memorables conquistas del rey David, octavo hijo del efrateo Isaí, son ejemplos intensos de la vida plena y victoriosa de un creyente que ama a Dios sobre todas las cosas y se esfuerza diligentemente por caminar diariamente en el centro de Su voluntad. El capítulo 8 del segundo libro de Samuel me fascina, ya que narra una historia gloriosa e inspiradora en la que se muestra lo invencible e indestructible que es el hombre que teme a Dios y que guarda Sus mandamientos. David ahora es un rey sabio, famoso y poderoso, que gobierna sobre todas las tribus de Israel; pero, ante todo, es un rey que piensa, habla y actúa para la honra y la gloria de Dios.
Canaán era una tierra indómita habitada por valientes cuyos habitantes vivían sin Dios ni ley. La consigna generalizada era: «¡Israel, sal fuera». El rey Saúl hizo un buen trabajo manteniendo a raya a los enemigos de Israel, pero aún quedaba mucho por hacer. David, tras derrotar y someter a los filisteos, conquistó Gat, su ciudad más grande y preciada. Diezmó a los moabitas, descendientes de Lot, y convirtió a los sobrevivientes en súbditos que pagaban tributo. Destruyó el ejército de Hadad-ezer, rey de Soba, y recuperó el control de los territorios contiguos al río Éufrates. A los arameos que vinieron en ayuda de Hadad-ezer, David los derrotó y estableció guarniciones militares en Damasco, también haciéndolos tributarios.
El Señor otorgaba la victoria a David en cualquier lugar que él fuera, utilizando sus triunfos para llenar la tierra con Su gloria, justicia y majestad. Cuando los pueblos enemigos se enfrentaban a David con innumerables carros de guerra, acompañados por miles de conductores de carros y una multitud de soldados de infantería, todos eran desbaratados, aumentando así la fama de Dios y de David de manera exponencial. Era el hombre conforme al corazón de Dios, quien consagraba todos los regalos de oro, plata y bronce que recibía a su Rey y Señor, Jehová de los Ejércitos.
La noticia a tomar en cuenta hoy es que Dios te ama con el mismo amor con el que ama a Jesús. Los planes que ha trazado para tu vida son igualmente notables que los diseñó para David. Dios desea hacerte un verdadero vencedor, para que puedas mostrar al mundo sus proezas y maravillas. ¿Qué dices: aceptas el plan de Dios para tu vida?
–Carlos Humberto Suárez Filtrín
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