Youtube

MUCHACHITA


MUCHACHITA

«Esta muchachita dijo a su ama: —Si mi amo fuera a ver al profeta que está en Samaria, quedaría curado de su lepra» (2 R 5:3 DHH).

Mientras Eliseo desarrollaba un poderoso ministerio profético en Israel, en Siria vivía Naamán, un valiente y famoso general del ejército arameo que estaba enfermo de lepra. El rey de Siria lo tenía en muy alta estima, pues Dios había salvado varias veces a la nación por medio de él. En la casa de Naamán servía una muchachita israelita que había sido llevada cautiva por las bandas de saqueadores que constantemente merodeaban por Israel. Un día, ella le dijo a su señora que, si Naamán se atrevía a viajar a Israel, el profeta de Samaria lo sanaría. Cuando Naamán compartió esta buena noticia con el rey, este le proporcionó una carta de recomendación para entregársela al rey de Israel.

Joram, el rey de Israel, envió a Naamán con el profeta Eliseo, quien le indicó que se zambullera siete veces en el río Jordán para ser completamente sanado de su lepra. Naamán se enojó y se sintió ofendido por esta prescripción, pues esperaba que Eliseo impusiera sus manos sobre él y argumentaba que los ríos Abana y Farfar de Damasco eran mejores que todos los ríos de Israel. A pesar de esto, Naamán descendió al río Jordán y se sumergió siete veces, y su piel quedó sana como la de un niño. Ese día, Naamán aprendió la lección más importante de su vida: no es el agua de ningún río la que realiza el milagro, sino la fe en Yahweh y la obediencia a su Palabra.

Esta historia sorprendente revela dos grandes verdades acerca de la sabiduría y la bondad de Dios. En primer lugar, nada ocurre por casualidad o accidente; en la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios, todas las cosas suceden con un propósito de bien para el avance de su reino en la tierra. Dios permitió que esta muchachita fuera secuestrada para llevar el evangelio a Naamán, su familia, la corte del rey Ben-adad II y a toda Siria. En segundo lugar, Dios no hace acepción de personas: Él ama tanto al israelita como al sirio. Las buenas nuevas del evangelio, que proclaman que Dios reina, salva y sana, deben ser anunciadas a todos los habitantes del mundo.

La noticia prominente es que Dios te ama vigorosamente y tiene magníficos propósitos para tu vida. Dios no quiere desperdiciar ni un solo día de tu agenda ni un solo ápice de tus dones y talentos. No te quejes ni te lamentes de las circunstancias «negativas» en las que te encuentras en este preciso instante; mira a tu alrededor y aprovecha para llevar el evangelio a todos esos «Naamanes» espiritualmente leprosos que necesitan con urgencia escuchar las buenas nuevas de salvación en Cristo Jesús. Entonces, ¿comenzarás hoy a decirles a todos los enfermos que están a tu alrededor que Jesús los ama y desea sanarlos?

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.