MONUMENTO AL FRACASO
MONUMENTO AL FRACASO
«Entonces le cortaron la cabeza a Saúl y le quitaron su armadura. Luego proclamaron las buenas noticias de la muerte de Saúl en su templo pagano y a la gente en toda la tierra de Filistea» (1 S 31:9 NTV).
Saúl, el primer rey hebreo, gobernó sobre Israel durante cuarenta años. Durante su reinado, luchó incansablemente contra los filisteos, sus principales enemigos, hasta su fallecimiento. El nombre Saúl, que significa «pedido al Señor», continúa siendo reverenciado en la actualidad por muchos. Aunque Dios lo escogió personalmente como gobernante de su pueblo, Saúl nunca logró superar su falta de obediencia a los mandamientos divinos. En cambio, gobernó según sus propios principios éticos o en respuesta a las demandas de la gente y las circunstancias, haciendo prevalecer su voluntad sobre la de Dios.
Si Saúl hubiese buscado diligentemente conocer la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios en su Palabra y hubiera obedecido a la voz del Espíritu, el Señor habría establecido su dinastía en el trono de Israel para siempre. Saúl luchaba diariamente contra Satanás en lo espiritual y contra los filisteos en lo material, pero su feroz y acérrimo enemigo era su naturaleza pecaminosa, su propia carne. Era débil y se resistía tenazmente a ser guiado por el Espíritu Santo, lo que lo incitaba a provocar a Dios continuamente y a cometer una serie interminable de actos de inmoralidad. Un conocido refrán dice: «Candil de la calle, oscuridad de la casa». Qué ironía, Saúl era el gran líder que dirigía los ejércitos de Israel, pero no podía dominar su propio ser.
El Espíritu Santo, el autor intelectual de la Biblia, dejó por escrito el testimonio de Saúl para enseñar a las generaciones futuras que sucumbir a la mentalidad pecaminosa es una locura. Todo aquel que desprecia la voluntad de Dios será avergonzado y acabará en la ruina. Saúl fue como un cazador cazado, capaz de conquistar a los filisteos, pero al final, terminó siendo conquistado por ellos. Él y tres de sus hijos, Jonatán, Abinadab y Malquisúa, perdieron la vida en la batalla contra el rey Aquis. Posteriormente, el cuerpo de Saúl fue decapitado y su cabeza expuesta en el muro de Bet-sán. Su armadura fue exhibida en el templo de Astarot y se proclamó por toda filistea la victoria de sus dioses sobre Yahweh.
La noticia destacada para hoy es que Dios te ama incondicionalmente y desea que alcances el éxito, no que fracases. Dios no quiere que te conviertas en esclavo de nada ni objeto de burla para nadie. Jesús es el mejor ejemplo a seguir, no Saúl. A través de su Espíritu y su Palabra, Dios desea conducirte hacia una vida de victoria tras victoria, para que completes tu misión con gloria en lugar de deshonra. Entonces, ¿permitirás que el Espíritu de Dios te guíe hacia el éxito?
–Carlos Humberto Suárez Filtrín
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