BELLA Y SABIA
BELLA Y SABIA
«Entonces ella se inclinó al suelo y respondió: —Yo, su sierva, estaría encantada de casarme con David. ¡Aun estaría dispuesta a ser una esclava y lavar los pies de sus siervos!» (1 S 25:41 NTV).
En este capítulo, el autor del Primer Libro de Samuel narra el conflicto entre la insensatez y la necedad representadas por Nabal, y la prudencia y la sabiduría personificada por Abigail. Nabal, cuyo nombre significa «tonto» o «insensato», era un hombre de gran riqueza cuyos pastores estuvieron durante mucho tiempo bajo la protección de David y sus hombres. En cierta ocasión, cuando David solicitó comida para él y su tropa, Nabal le hizo honor a su nombre demostrando su falta de sensatez al responder con ingratitud y desprecio.
David empuñó su espada y juró exterminar a todos los hombres de la familia de Nabal. Sin embargo, cuando su esposa, Abigail, se enteró de la situación, rápidamente preparó abundante comida y, con humildad, intercedió por su esposo ante David. Después del festín, cuando Nabal recobró la sobriedad y comprendió lo que había estado en juego, sufrió un derrame cerebral y diez días más tarde murió.
Tiempo después del repentino fallecimiento de Nabal, David envió mensajeros para proponerle matrimonio a Abigail, ya que ella reunía dos cualidades excepcionales en una mujer: belleza y sabiduría. Abigail, cuyo nombre significa «la alegría del padre», evitó que David cometiera una tragedia que habría manchado su reputación con una terrible mancha de violencia. Con brillantez, se convirtió en «la alegría del rey» para siempre. Hoy en día, miles de mujeres en todo el mundo honran su memoria llevando su nombre: Abigail.
La noticia relevante es que Dios desea que te conduzcas sabiamente en la vida. Si careces de sabiduría, Dios está dispuesto a dártela generosamente y sin censura, solo necesitas pedirla. Dios anhela que todos sus hijos resplandezcan como sabios y prudentes en medio de la necedad y la soberbia que prevalecen en la sociedad moderna. Entonces, ¿deseas adquirir sabiduría y prudencia para actuar como Abigail, o prefieres pensar y actuar con insensatez como Nabal?
–Carlos Humberto Suárez Filtrín
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