HUMILDE Y LEAL
HUMILDE Y LEAL
«Le dijo: —No tengas miedo, porque Saúl mi padre no podrá encontrarte. Tú llegarás a ser rey de Israel, y yo seré el segundo en importancia. Esto, hasta Saúl mi padre lo sabe» (1 S 23:17 DHH).
Jonatán emerge como un personaje bíblico notable, destacándose por sus cualidades como hijo, estadista, amigo y militar, todas ellas extraordinarias. Se vislumbra en él el potencial para convertirse en un excelente rey para Israel, aunque los designios divinos tomaron otro rumbo. A pesar de que Saúl, su padre, resultó ser un mentor deficiente, Jonatán demostró sabiduría y prudencia al resistir las influencias negativas, lo que le permitió destacarse como líder sobresaliente y famoso. Su legado perdura hasta el presente, siendo aún honrado por muchos que llevan su nombre, tres mil años después.
En primer lugar, Jonatán se distinguió como un líder humilde, a pesar de ser el primogénito de Saúl y, por ende, el heredero legítimo al trono de su padre. Sin embargo, supo interpretar acertadamente la coyuntura histórica al comprender que el Señor había desechado a su padre como rey y había enviado a Samuel para ungir a David como su sucesor en el trono. Jonatán aceptó con humildad ocupar el segundo lugar en el reinado de David. En lugar de rebelarse contra la voluntad de Dios, la acató fielmente, dejando así un testimonio memorable que perdura hasta nuestros días.
En segundo lugar, Jonatán demostró un amor constante hacia David y actuó como un hermano durante los momentos de angustia. El pacto de amistad que sellaron permaneció inquebrantable hasta la muerte de Jonatán. Jamás lo abandonó ni traicionó, al contrario, siempre veló por su vida, bienestar y seguridad. Su lealtad y amistad fueron excepcionales, destacando como un compañero verdaderamente excepcional.
La noticia más destacada para hoy es que Dios te ama de la misma manera sincera que un verdadero amigo. Este amor divino se confirmó de manera extrema al morir en la cruz por ti. Él desea perdonar tus pecados, residir en tu corazón y ser tu amigo eterno. Entonces, ¿estás dispuesto a aceptar la amistad íntima de Jesús?
–Carlos Humberto Suárez Filtrín
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