Youtube

¡ATERRADOR!


¡ATERRADOR!

«Sepan bien que nada de lo que el Señor habló contra la familia de Acab dejará de cumplirse. El Señor mismo ha hecho lo que anunció por medio de Elías, su siervo» (2 R 10:10 DHH).

Acab fue el rey más perverso, corrupto e idólatra que tuvo Israel, únicamente lo superó Jeroboam, hijo de Nabat. Acab se casó con Jezabel, hija de Et-baal rey de los sidonios. Por la nefasta influencia de Jezabel, Acab se convirtió en un fiel creyente de Baal (dios de los sidonios): lo sirvió y lo adoró en el templo que le edificó en Samaria. También fabricó una imagen de Asera (esposa de Baal y madre de todos los dioses), provocando la ira de Yahweh más que todos sus antecesores. Por su parte, la odiosa Jezabel se dedicaba a sostener a los profetas de Baal y Asera, a perseguir encarnizadamente a los profetas de Jehová y a promover el culto a Baal por toda la nación.

Acab recibió dos sentencias por parte de Dios: En primer lugar, por haber perdonado la vida de Ben-adad, rey de Siria, Dios prometió quitar la suya y la de su pueblo. En segundo lugar, por haber difamado a Nabot, haber complotado su lapidación y haberle arrebatado su viña en Jezreel, Dios prometió raer su descendencia de sobre la faz de la tierra y darles una muerte vergonzosa. Acab murió en batalla y cuando lavaron su carro en el estanque de Samaria, los perros lamieron su sangre. Ocozías, su hijo, tuvo un reinado corto, una muerte prematura y sin descendencia. Jezabel fue arrojada por una ventana y al caer fue atropellada por un caballo, luego los perros se encargaron de devorar sus carnes hasta dejar sólo su calavera.

Jehú, el décimo rey de Israel, fue la espada del juicio de Dios sobre la casa de Acab. Él solicitó al gobernador y a los ancianos de Samaria, que decapitaran a los setenta hijos varones de Acab y le llevaran sus cabezas a Jezreel (donde estaba ubicada la viña de Nabot). Luego, Jehú continuó la matanza de todos los parientes de Acab, sus funcionarios importantes, sus amigos personales y sus sacerdotes. Finalmente, Jehú exterminó a todos los adoradores de Baal, quemó sus estatuas y derribó su templo para convertirlo en letrinas. Atalía, hija de Acab y Jezabel, quien reinó siete años en Judá, también fue ejecutada. La palabra de Yahweh se cumplió con exactitud.

¡Es algo aterrador caer en las manos de Yahweh! Cuando Dios le dio los diez mandamientos a su pueblo, les dijo claramente que Él era celoso y castigaba la maldad de los padres que lo odiaban, en sus hijos, nietos y bisnietos. Acab y Jezabel creyeron que podían hacer y deshacer de sus vidas impunemente, pero les fue mal, muy mal. Jamás se te ocurra subestimar el juicio de Dios. Él te ama y desea perdonarte, pero si tú lo rechazas, créeme, estás en serios problemas. Por eso te invito a que creas en Jesús hoy mismo y seas salvo del juicio venidero, tú y tu casa.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.