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DESTINO VICTORIOSO


DESTINO VICTORIOSO

«Cada vez que el Señor levantaba un juez sobre Israel, él estaba con ese juez y rescataba al pueblo de sus enemigos durante toda la vida del juez. Pues el Señor tenía compasión de su pueblo, que estaba sobrecargado de opresión y sufrimiento» (Jue 2:18 NTV).

Después de la muerte de Josué, los israelitas desobedecieron el mandato de Dios al hacer un pacto con los habitantes de la Tierra Prometida. Dios había ordenado: «Cuando pasen el Jordán y entren en la tierra de Canaán, expulsen a todos los habitantes del país, destruyan todos sus ídolos de piedra, todas sus imágenes fundidas y todos sus lugares altos; desalojen a los habitantes del país y habiten en él» (Nm 33:51-53). Sin embargo, en lugar de aniquilar completamente a los pueblos cananeos y derribar sus altares, como el Señor había ordenado, las tribus de Judá, Benjamín, Manasés, Efraín, Zabulón, Aser, Neftalí y Dan los sometieron a trabajar como esclavos. La incredulidad y la desobediencia de estas tribus enfurecieron a Yahweh, quien decidió no expulsar más a sus enemigos, sino fortalecerlos para que los oprimieran como espinas clavadas en el costado, y permitió que sus dioses fueran una tentación constante para ellos.

Entonces, el pueblo de Israel lloró en alta voz, ya que las maldiciones que Moisés había profetizado sobre ellos si desobedecían los mandamientos del Señor comenzaron a cumplirse una tras otra. La triste realidad era que la nueva generación de israelitas no conocía a Yahweh y lo abandonó para adorar a Baal y Astarot, deidades cananeas. Así, Dios cumplió su promesa: los entregó en manos de sus enemigos para que saquearan sus posesiones, los derrotaran en batalla y los afligieran de múltiples maneras. Israel aprendió de manera dolorosa que la obediencia parcial equivale a desobediencia total y conlleva terribles consecuencias. Quien sigue la ley de Dios está destinado a ser bendecido, mientras que quien la quebranta a ser maldecido, no hay excepción a esta regla.

El reconocido autor de «Las Crónicas de Narnia», C. S. Lewis, afirmó: «Existen dos tipos de personas: aquellos que le dicen a Dios, "que se haga tu voluntad", y aquellos a quienes Dios les dice, "muy bien, entonces, que se haga como ustedes quieren"». Qué actitud más temeraria es enfrascarse en debates con la Palabra de Dios, cuestionar sus mandamientos, poner en duda sus estatutos y desafiar sus preceptos, porque la peor disciplina que Dios puede infligir a sus hijos es permitirles seguir su propia voluntad. Es aterrador transitar por cuenta propia en medio de un mundo infame y tenebroso.

La noticia destacada de hoy es que Dios te ama de manera incondicional y tiene planes maravillosos para tu futuro. Dios se preocupa por verte navegar por la vida con alegría, claridad y compañía, por eso te ha brindado salvación y orientación a través de Jesucristo, su Hijo amado. Ya no necesitas seguir dando pasos en falso; simplemente acepta a Cristo como tu Señor y Salvador, y comienza a disfrutar de su maravillosa compañía y protección. Porque si Dios está contigo, tu destino será siempre victorioso.

–Carlos Humberto Suárez Filtrín

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