BINOMIO GANADOR
BINOMIO GANADOR
«Su compañero le respondió: —Tu sueño sólo puede significar una cosa: ¡Dios le ha dado a Gedeón, hijo de Joás, el israelita, la victoria sobre Madián y todos sus aliados!» (Jue 7:14 NTV).
Gedeón, cuyo nombre significa «el que derriba» y también conocido como Jerobaal, que significa «luchar contra Baal», era hijo de Joás, perteneciente a la tribu de Manasés de la familia abiezerita. Debido a la maldad de los israelitas, Dios los entregó en manos de los madianitas por siete años. Estos últimos atacaban a Israel, destruían sus cosechas y saqueaban sus ganados, dejando al pueblo sin recursos. En cierta ocasión, los ejércitos de Madián, Amalec y otros pueblos orientales se aliaron para combatir a Israel. Cruzaron el Jordán y acamparon en el valle de Jezreel. Entonces, el Espíritu de Dios llenó a Gedeón de poder y autoridad para convocar a las armas a los hombres de las tribus de Manasés, Aser, Zabulón y Neftalí, y así emprender la guerra contra los invasores.
Gedeón convocó a un ejército de treinta y dos mil guerreros, pero Dios le advirtió que eran demasiados, temiendo que se atribuyeran la victoria por su propia fuerza. Por lo tanto, Gedeón aconsejó a sus hombres que aquellos con temor volvieran a sus hogares, y veintidós mil decidieron retirarse. Posteriormente, el Señor le indicó a Gedeón que aún eran demasiados. Entonces, mientras los soldados descendían al arroyo para saciar su sed, aquellos que bebieron con las manos fueron seleccionados, mientras que los nueve mil setecientos que se arrodillaron para beber con la boca fueron despedidos. Con solo trescientos hombres, en nombre de Dios y de Gedeón, se enfrentaron a ciento treinta y cinco mil madianitas que formaban parte de la coalición enemiga, logrando una victoria sorprendente.
Gedeón y sus trescientos guerreros fueron instrumentos en las manos de Yahweh, como panes de cebada, que golpearon con ímpetu las tiendas de los madianitas, derribándolas y aplastándolas. La estrategia de Gedeón fue notable: dividió su ejército en tres grupos y, pasada la medianoche, ordenó que tocaran sus cuernos y rompieran sus vasijas de barro, revelando las antorchas ardientes. Este acto sorpresivo provocó pánico entre los madianitas, quienes, confundidos, comenzaron a atacarse entre sí con sus espadas. Los sobrevivientes, aterrorizados, huyeron en desbandada. Los habitantes de las montañas aprovecharon la confusión para atacar a los fugitivos, capturando y matando a Oreb y Zeeb, los dos comandantes madianitas.
¿Cuál es el binomio ganador en esta fascinante historia? ¡Dios y tú forman ese binomio ganador! Así como el Señor usó a Gedeón y sus trescientos guerreros, personas comunes y corrientes como el pan de cebada, para liberar a Israel de la opresión de los madianitas, de la misma manera quiere usar tu vida para liberar a su pueblo de la opresión de sus enemigos. Dios desea realizar prodigios y maravillas en y a través de ti. Con el poder de Dios y tu fuerza, las fortalezas que obstaculizan el avance de su reino serán derribadas. Porque si Dios está contigo, lo tienes todo y la victoria está asegurada.
–Carlos Humberto Suárez Filtrín
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