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EL LÍDER-SIERVO


EL LÍDER-SIERVO

«Y Moisés hizo tal como el Señor le ordenó: tomó a Josué y lo puso delante del sacerdote Eleazar y delante de toda la congregación. Luego puso sus manos sobre él y le impartió autoridad, tal como el Señor había hablado por medio de Moisés» (Nm 27:22-23 LBLA).

Josué es uno de los personajes fascinantes en la historia del pueblo de Israel. El nombre hebreo, _Josué_, es una combinación de dos elementos: «Yah» una abreviatura de Yahweh, y «Shua», que significa «Salvación». Por lo tanto, el nombre Josué se traduce como «Yahweh es salvación». Esta interpretación simbólica del nombre refleja la misión de Josué como el líder que condujo a los hijos de Israel a la Tierra Prometida después de la muerte de Moisés, convirtiéndose así en un tipo de la persona y misión de Jesús de Nazaret.

Josué era un esclavo en Egipto, y su padre se llamaba Nun, de la tribu de Efraín, el hijo menor de José. Acompañó al pueblo durante la travesía por el desierto y fue elegido por Moisés para dirigir a los israelitas en la batalla contra los amalecitas (Ex 17:8-16). También fue uno de los doce espías enviados por Moisés para explorar la Tierra Prometida, y junto con Caleb, dio un buen testimonio de Dios ante la congregación, afirmando que la tierra era muy buena y que el Señor les daría la victoria sobre sus moradores.

La Biblia describe a Josué como un líder siervo de extraordinarias virtudes de carácter. Su liderazgo puede ser considerado ejemplar, ya que no se le conocieron faltas. Su devoción a Dios lo convirtió en uno de los grandes héroes de la fe en la historia sagrada. En términos generales, Josué fue un hombre valiente y determinado en todo lo que emprendía. Obedeció la ley de Moisés y se mantuvo firme en los momentos decisivos, mostrando una fe inquebrantable en las promesas y la fidelidad de Dios. Su lealtad y fidelidad en el servicio a Dios y al pueblo de Israel fueron muy notables, ya que continuó liderando a los hijos de Israel en tiempos difíciles, confiando en la mano invisible de su Dios, y manteniendo intacto su compromiso con Él y con el cumplimiento de su sabia voluntad.

Josué fue un líder-siervo que ha inspirado a miles de líderes a lo largo de milenios con su admirable carácter. Napoleón Ardaya, un reconocido facilitador internacional del Instituto de Liderazgo Pointman, escribió: «Cuando hay un carácter bien desarrollado, las palabras y acciones son coherentes con los principios y los valores que gobiernan a esa persona, por tanto, la influencia que destila sobre los demás trasciende tiempos y espacios». Esta es la clase de líderes que Dios quiere que seamos. Esta es la clase de líderes que el mundo necesita. Esta es la clase de líder que yo quiero ser, para la honra y la gloria de Dios.

–Carlos Humberto Suárez Filtrín

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