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CAMINO A LA GRANDEZA


CAMINO A LA GRANDEZA

«Dios estaba con el niño a medida que él crecía. Ismael vivió en el desierto y se convirtió en lanzador de flechas» (Gn 21:20 PDT).

¡Los niños son de Dios y Él los ama profundamente! El famoso dramaturgo español, Jacinto Benavente, dijo una vez: «En cada niño nace la humanidad». Es verdad, cada niño, desde su concepción, es ser maravilloso creado a la imagen y semejanza de Dios, único, bendito, colmado de dones y talentos extraordinarios y con una agenda excepcional para su familia, su comunidad y el mundo entero. A lo largo de toda la Biblia, de principio a fin, Dios habla de la importancia y el valor de los niños. «Los niños son como las estrellas –decía Teresa de Calcuta– nunca hay suficientes». Cada niño contiene sueños fantásticos, semillas de canciones, poemas, pinturas, sermones, libros, comidas, deportes, teoremas matemáticos, descubrimientos científicos, una descendencia innumerable y un etcétera infinito. La vida de todo ser humano es la infancia de su eternidad.

Ismael fue el hijo de Abraham y Agar, la sierva egipcia de Sara, la esposa de Abraham. El nombre Ismael fue puesto por Dios mismo (Gn 16:11) y significa «Dios ha escuchado» en el sentido de que el Señor respondió a la súplica de Agar cuando ella estaba sufriendo en el desierto. Cuando Agar quedó embarazada, hubo tensiones entre ella y su señora Sara. Después que Ismael nació, hubo más conflictos entre las dos mujeres y sus hijos. Sin embargo, Dios mostró compasión y preocupación por él y su madre en varias instancias. Así que, Dios creó a Ismael en el vientre de su madre Agar, proveyó y protegió a Ismael durante su niñez (Gn 21:17-21), acompañó y entrenó a Ismael durante su juventud, amó profundamente a Ismael y continúa amando entrañablemente a los ismaelitas hasta hoy (Gn 21:13). ¡Esa es la pura verdad!

El expresidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, expresó: «Los niños son el recurso más importante del mundo y la esperanza para el futuro». Aunque la relación sexual entre Abraham y Agar fue una clara manifestación de impaciencia e incredulidad por parte de Abraham y Sara, el nacimiento de Ismael no fue un error ni una maldición. Ismael fue clave en la formación de comunidades y naciones posteriores de acuerdo con las promesas del Señor. Su descendencia incluye a los árabes y se considera un ancestro importante en la historia de la región: en la Península Arábiga, Medio Oriente (Yemen, Omán, EAU y Kuwait), el Levante (Siria, Líbano y Jordania), Norte de África (Egipto, Libia, Túnez, Argelia y Marruecos) y partes de Mesopotamia (Irak).

William H. Carter, ex miembro de la Cámara de Representantes de los Estados Unidos, afirmó: «Solo podemos aspirar a dejar dos legados duraderos a nuestros hijos: raíces y alas». ¡Exacto! Los padres debemos establecer en el alma de nuestros hijos a Cristo como el fundamento sólido de su fe y presentar al Espíritu Santo como las alas espirituales con las cuales podrán volar en sus magníficos y sabios propósitos. Dios desea que todos los niños desarrollen al máximo su potencial y alcancen el éxito según el plan que Él mismo diseñó para cada uno. Si los padres ofrecemos a nuestros hijos nuestra compañía y nuestra ternura en su formación temprana, y luego les modelamos un hogar Cristo céntrico y estable, y los enriquecemos cada día con abundancia de lectura y meditación en Su Palabra, y los rodeamos con familiares amorosos y amigos sinceros, ¡qué maravilloso sería el mundo!

–Carlos Humberto Suárez Filtrín

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