Youtube

SANTIDAD A JEHOVÁ


«¿Cómo puede un joven mantenerse puro? Obedeciendo tu palabra. He guardado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti» (Salmo 119:9, 11 NTV).

El Salmo 119 es famoso por ser el capítulo más largo de toda la Biblia. Este cántico es un maravilloso acróstico de veintidós estrofas (una por cada letra del Alefato Hebreo), dedicado a la exaltación de la palabra escrita de Dios, la Biblia. Por su composición tan prolija, es muy posible que este admirable poema hebreo lo haya escrito el rey David en el transcurso de toda su vida. Al reflexionar sobre estos versículos del Salmo 119 hagámonos una pregunta: ¿es importante vivir en santidad delante del Señor? La respuesta es un contundente sí.
William Barclay, el famoso biblista escocés, dijo: «La dinámica del cristiano para vivir justamente (santidad) reside en el hecho de que sabe que el pecado no sólo transgrede la ley de Dios, sino también destroza su corazón». La frase «Santidad a Jehová» estaba escrita sobre una lámina de oro fino que el Sumo Sacerdote Aarón llevaba en la mitra sobre su frente. Es decir, todos los adoradores deben dar a Jehová la honra debida a su nombre, presentarse ante su presencia con ofrendas y postrarse delante de la hermosura de su santidad.
El rey David escribió: «La santidad conviene a tu casa» (Salmo 93:5). Por lo tanto, se puede afirmar que la santidad es hermosa en la liturgia del santuario y en la conducta del creyente. La santidad refleja el carácter moral, íntegro y transparente, de YHWH: Dios es tres veces santo y los que le adoran deben ser santos también. Dios no es como los ‘dioses’ crueles y licenciosos de las demás naciones, por el contrario, es amoroso y justo para con todos.
Finalmente, el detalle importantísimo que encontramos en este pasaje es que la santidad se alcanza por medio de la obediencia a las Sagradas Escrituras. El salmista aseveró que la Escritura leída, meditada y obedecida era el método infalible para vivir en santidad delante de Dios y de los hombres. Si en el corazón del creyente está atesorada la palabra de Dios, de él surgirá la vida plena y abundante. El reconocido predicador estadounidense, A. W. Tozer, con justísima razón escribió: «El verdadero ideal cristiano no es ser feliz, sino ser santo».
—Carlos Humberto Suárez Filtrín

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.