CAMINO PELIGROSO

"Hay caminos que parecen derechos, pero al final de ellos está la muerte" (Proverbios 14:12 DHH).

Al presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, se le vio por última vez el 12 de marzo en una reunión virtual que tuvo con los presidentes de los países miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), en la que conversaron sobre cómo enfrentar la pandemia de Covid-19. Todos los días, al mediodía, Rosario Murillo, vicepresidenta y esposa de Ortega, entre poemas y versículos les recuerda al pueblo que el comandante está vivo e informa sin muchos detalles del avance del coronavirus en el país.

El gobierno, a pesar de las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS), no ha tomado ninguna medida de prevención para evitar el contagio. No ha suspendido clases ni en colegios ni universidades, no ha impuesto restricciones en las fronteras, tampoco ha prohibido eventos masivos y no ha declarado ningún tipo de cuarentena.

"Ni el mejor sistema de salud del mundo ha podido soportar la carga que significa Covid-19. Pensar que en Nicaragua lo tenemos controlado es una ilusión y si no comenzamos a planificar no sé cómo vamos administrar este desastre, puede haber un caos mayor, que traerá más daños a la familia nicaragüense", asegura el epidemiólogo Leonel Argüello, del Comité Científico Multidisciplinario.

Ay, Nicaragua, Nicaraguita, la flor más linda de mi querer, ¿estarás danzando al borde del precipicio? No existe ninguna evidencia científica de lo que ocurrirá en el país, asegura Argüello, sin embargo, afirma que "diferentes investigadores señalan que podemos llegar a tener de 300 a 600 mil casos y entre 10 a 48 mil muertos".

—Carlos H. Suárez  F.