"PUNTO AZUL PÁLIDO"

"Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que allí fijaste, me pregunto: '¿Qué es el hombre, para que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?'" (Salmos 8:3-4 NVI).

La famosa foto de la Tierra, conocida como "un punto azul pálido" celebró este 14 de febrero su 30 aniversario. Fue captada por la sonda Voyager 1 desde una distancia de aproximadamente 6 millardos de kilómetros. En la foto nuestro planeta luce como un diminuto píxel en la inmensidad del firmamento.

Antiguamente se creía que la Tierra era el centro del universo, pero después de siglos de observación, ahora sabemos que nuestra ubicación en el espacio es curiosa: La Tierra es el tercero de ocho planetas que giran alrededor de la estrella Sol, formando así el Sistema Solar.

El Sistema Solar está ubicado en un brazo espiral llamado Orión de la galaxia titulada Vía Láctea, el cual dista unos 30 mil años luz del centro de la misma. La Vía Láctea pertenece a un supercúmulo local de galaxias designado Virgo, el cual forma parte de un súpercúmulo mayor de galaxias denominado Laniakea, el cual se dirige al Gran Supercúmulo de Shapley, en la constelación Centaurus del universo observable.

La ciudad de Guatemala es hermosa, es la ciudad más grande de Centroamérica y tiene unos 5 millones de habitantes, pero cuando me hice novio de Marleny en 1999, mi bella y amada esposa guatemalteca, aunque su casa, su calle, su colonia y la zona donde ella vivía no eran de las más atractivas, para mí se convirtió en el epicentro de mi interés y tenía la fuerza gravitacional comparable a la de un agujero negro, porque allí estaba enquiciado mi corazón y allí se dirigían mis pasos cada día.

Que si hay vida en otros planetas, yo opino que no, porque Jesús de Nazaret no es infiel. En este punto azul pálido está su novia, por la cual dejó su trono de gloria y vino a dar su propia vida y derramar su sangre para perdonarla y redimirla de sus pecados, a la cual cuida y protege como a la niña de sus ojos, la que Él mismo llama su tierna y graciosa gacela, y a la cual muy pronto la presentará a su Padre. Los ojos del Señor observan la inmensidad del cosmos, pero sus ojos se detienen acaramelados sobre este planeta en especial, porque aquí vives tú.

-Carlos H. Suárez F.