NO A LA FORNICACIÓN

"¡Huyan del pecado sexual! Ningún otro pecado afecta tanto el cuerpo como este, porque la inmoralidad sexual es un pecado contra el propio cuerpo" (1 Corintios 6:18 NTV).

En Brasil, el país con la tasa de embarazo adolescente más alta de América Latina, los ministerios de Salud y el de Mujeres, han lanzado una campaña de prevención que se llama "Adolescencia primero, embarazo después", la cual significa: "detente, reflexiona, disfruta de tu adolescencia y no te quedes ni dejes a alguien encinta".

Damares Alves, quien dirige el Ministerio de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos, aclaró: "Fue un año de conversaciones, porque necesitamos reducir los números. Tuvimos el coraje de decir que vamos a hablar sobre retrasar el inicio de las relaciones sexuales".

Creo que esta iniciativa gubernamental en el Brasil está en concordancia con la ética bíblica. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento se enseña que la fornicación es un pecado del cual se debe huir, así como una persona se escapa con premura del fuego devastador o como alguien se fuga con audacia de una fiera salvaje y voraz.

Cada vez que este pecado es mencionado en alguna de las historias bíblicas, también son expuestas sus tristes consecuencias: daño físico, emocional y espiritual, culpa, embarazos indeseados, pleitos entre familias, divorcios, guerras, enfermedades, venganzas, juicios, muertes, etc.

La fornicación es una obra de la carne que se parece a la sanguijuela, la cual siempre dice "dame" y nunca dice "basta". Fue un día muy triste y desafortunado cuando el movimiento contracultural "hippie" de los años 60 en los Estados Unidos, llamaron "diversión" a la fornicación y vivieron en comunidades sexualmente promiscuas. Los "hippies" abrieron la "caja de Pandora" de la cual no se recupera todavía la nación.

El sexo es un maravilloso regalo de Dios, creado con propósitos sublimes y el cual se debe practicar con decencia y a su debido tiempo, con responsabilidad y respeto, únicamente dentro del marco establecido por Dios: el matrimonio. Así que, dile NO a la fornicación, pues no es diversión sino perdición.

-Carlos H. Suárez F.