PRÍNCIPES POR SIEMPRE
"Pero a quienes lo recibieron y creyeron en él, les concedió el privilegio de llegar a ser hijos de Dios" (Juan 1:12 DHH).
Llegar a ser "príncipes del Rey de reyes" es un derecho que Dios otorga a todos los que creen en Jesús de Nazaret como Señor y lo reciben en su corazón como Salvador. Dios ama a sus hijos incondicionalmente, los abraza para protegerlos, los besa para afirmarlos, los sella con su Espíritu, escribe sus nombres en el Libro de la Vida, les provee de ropa, comida y bebida, los hace sentar a su mesa, les obsequia la vida eterna y los hace sus legítimos herederos.
El 8 de enero recién pasado, sorprendió al mundo entero la noticia que el Príncipe Harry y Meghan Markle, Duques de Sussex, renunciaron a ser miembros de la Familia Real. La Reina Isabel II, famosa por su pragmatismo, convocó a una reunión urgente con el Príncipe Carlos y sus nietos Guillermo de Cambridge y Harry para buscar la mejor forma de resolver el dilema. Así que, los Duques de Sussex dejarán de recibir fondos públicos, renunciarán a utilizar sus títulos de Alteza Real y Harry perderá sus títulos militares honorarios y dejará de ser capitán general de los Royal Marines.
Pero, ¿cuáles serán los motivos auténticos para que esta famosa pareja haya tomado tan inédita decisión? La Reina declaró que "es la esperanza de toda mi familia que el acuerdo de hoy les permita comenzar a construir una nueva vida feliz y pacífica". Es verdad que intrigas, celos y traiciones ocurren hasta en las mejores familias, pero blanco y en botella que Harry y Meghan encontraron en la Familia Real de todo, menos felicidad y paz.
Pensar que pertenecer a la Familia Real de Inglaterra es el súmmum de la felicidad es un grave error. En la película "Guasón", Penny Fleck llamaba "feliz" a su hijo Arthur, sin embargo, él confesó antes de matarla que no había sido "feliz" ni un solo instante en su vida. C. S. Lewis, dijo: "Dios no puede darnos paz y felicidad fuera de Él, porque no hay. No existe".
-Carlos H. Suárez F.
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