CORAZONES LLENOS DE NADA

"Sólo Jesús tiene poder para salvar. Sólo él fue enviado por Dios, y en este mundo sólo él tiene poder para salvarnos" (Hechos 4:12).

El suicidio en Japón se ha convertido en un tema socio-nacional importante. Según la revista digital "Aleteia", un análisis del período comprendido entre 1998 y 2010, demostró que más de 30 mil personas se suicidaron cada año en Japón, tasa que continúa aplicándose hasta el presente. Cerca del 20% de los suicidios se debieron a motivos económicos y el 60% a motivos relacionados con la salud física y la depresión. El alarmante número de suicidios es cinco veces mayor, que las muertes provocadas por accidentes de tránsito en las calles anualmente. Lo paradójico del caso es, que después de la histórica tragedia del terremoto seguido de un tsunami que causaron enorme destrucción en marzo de 2011, el número de suicidios disminuyó debido a la reflexión sobre el sentido de la vida.

Esta noticia resulta curiosa porque Japón es considerado uno de los países más desarrollados del orbe, ya que posee un alto nivel de vida y un gran desarrollo industrial y comercial. Con más de 13 millones de habitantes, Tokio, la capital de Japón, es una de las ciudades más avanzadas del planeta, porque los japoneses a diario inventan algo nuevo en materia de ciencia y tecnología. El ingreso per cápita de los japoneses se acerca a los 40 mil dólares anuales y su esperanza de vida es la más alta del mundo, con una media de 84 años. De hecho, las dos personas más longevas del mundo son mujeres japonesas de 119 y 118 años.

Pero, con estas cifras de ingresos económicos tan propicios y esperanza de vida tan optimista, ¿por qué los japoneses están llenos de nada y se quitan la vida prematuramente? Bueno, el famoso polímata y teólogo francés del siglo XVII, Blaise Pascal, nos da una pista certera: “En el corazón de todo hombre existe un vacío que tiene la forma de Dios. Este vacío no puede ser llenado por ninguna cosa creada. Él puede ser llenado únicamente por Dios, hecho conocido mediante Cristo Jesús”. Así que los japoneses tienen en sus corazones un vacío con la forma de Dios, que toda su tecnología y sus riquezas no pueden llenar, sino, sólo Jesucristo.

Medita en las palabras que Jesús dijo: “El propósito del ladrón es robar y matar y destruir; mi propósito es darles una vida plena y abundante” (Juan 10:10 NTV). Te das cuenta entonces que no existe otra persona, ni cosa, ni actividad, ni religión en el mundo, que pueda llenar el vacío que existe en el corazón humano, librarlo de la culpabilidad, satisfacerlo plenamente y darle un propósito eterno, sino, únicamente, Jesús de Nazaret. Así que, cree en el Señor Jesucristo hoy mismo y Él te dará el regalo de la vida abundante y eterna.

-Carlos H. Suárez