AUSCHWITZ

"Pero Jesús, volviéndose a ellas, dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí; llorad más bien por vosotras mismas y por vuestros hijos. Porque he aquí, vienen días en que dirán: 'Dichosas las estériles, y los vientres que nunca concibieron, y los senos que nunca criaron'" (Lucas 23:28-29 LBLA).

Después del Calvario, Auschwitz podría ser considerado como el segundo lugar más icónico de la maldad, porque allí el ser humano mostró la fiereza de su corazón. Es sabido que el camino del hombre es perverso, desde el vientre de su madre hasta el vientre de la tierra, pues en Auschwitz, la nación más educada del orbe demostró la esencia de la naturaleza humana: infamia, injusticia y brutalidad.

El 20 de enero de 1942, en una mansión de Wannsee, al suroeste de Berlín, quince miembros del gobierno de Adolf Hitler acordaron en sólo 90 minutos el plan organizativo de la “Solución Final al Problema Judío”, la decisión definitiva sobre lo que se conocería como el Holocausto.

La organización acordada aquí se implementó rápidamente; después de la conferencia se construyeron los campos de exterminio que aún no existían dentro de los campos de concentración, se construyeron las cámaras de gas y a partir del verano de 1942 empezaron las deportaciones sistemáticas por toda Europa.

Auschwitz fue el mayor campo de exterminio de la historia del nazismo, situado en los campos polacos ocupados durante la  Segunda Guerra Mundial. Se calcula que allí fueron enviadas cerca de un millón 300 mil personas, de las cuales murieron un millón 100 mil, la gran mayoría de ellas judías (el 90%, aproximadamente un millón), aunque también deben contarse a polacos, gitanos, prisioneros de guerra, comunistas, disidentes del régimen, etc.

Auschwitz fue liberado por el ejército soviético hace 75 años, justo el 27 de enero de 1945, y desde esta plataforma liliputiense quiero expresar mis honras y mi solidaridad con todos los sobrevivientes de los campos de concentración nazi. Que Dios los bendiga y les dé paz.

-Carlos H. Suárez F.