LOS ENEMIGOS SE ABRAZAN
"A Dios nunca lo ha visto nadie; pero si nos amamos unos a otros, Dios vive en nosotros y su amor se hace realidad en nosotros" (1 Juan 4:12 DHH).
Recuerdo una hermosa anécdota que el hermano Francisco Haggerty, un misionero escocés en Bolivia, solía contar cuando enseñaba acerca de la realidad del amor de Dios en nosotros. Esta historia ocurrió durante la Segunda Guerra Mundial, cuando los jóvenes de su iglesia en Glasgow, Escocia, se enteraron de que en un pueblo cercano había una cárcel con soldados alemanes que habían caído prisioneros, y quisieron llevarles las buenas nuevas con tratados evangelísticos y nuevos testamentos.
Cuando estaban repartiendo el material evangelístico se llevaron una agradable sorpresa al descubrir que seis de los prisioneros eran cristianos. Así que con mucha emoción se abrazaron y, con la ayuda de traductores, cantaron alabanzas, estudiaron la Palabra y oraron en un mismo sentir.
Los jóvenes siguieron visitando la prisión y la Iglesia tramitó permisos especiales para que los seis prisioneros y otros más que quisieran pudieran asistir a los servicios dominicales. En una manifestación gloriosa del amor ágape se sentaban a la mesa los acérrimos enemigos, escoceses y alemanes, para celebrar la Cena del Señor en paz y con gozo. Después del culto los hermanos invitaban a los prisioneros a sus casas para almorzar juntos y al final del día regresar a la cárcel.
El evangelio es la buena noticia que Dios nos ama incondicionalmente, y cuando ese amor se derrama en nuestros corazones tiene el poder de derribar cualquier barrera de racismo y de odio que hubiésemos levantado los hombres. En la mesa del Señor Jesucristo se sentaron en paz y amistad Simón el celote y Mateo el publicano, adversarios hostiles que en la calle se hubiesen atacado.
Ese mismo milagro de amor sincero entre enemigos ocurrió en aquella pequeña congregación en Glasgow, que soldados de ambos bandos dejaran de lado sus aversiones y comieran el pan y bebieran el vino como verdaderos hermanos en Cristo. Cuando los enemigos se abrazan en la Cena del Señor, Dios es real y la iglesia diáfana deja brillar su amor al mundo.
-Carlos H. Suárez
Plan de lectura de la Biblia en un año:
Septiembre 18, 2019
Proverbios 22-24
2 Corintios 11
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