NACIMOS CON UN PROPÓSITO

"A todo el mundo le he mostrado lo grande y poderoso que eres tú, porque cumplí con todo lo que me ordenaste" (Juan 17:4 TLA).

Jesús de Nazaret fue el hombre más exitoso que ha pisado este planeta, porque cumplió a cabalidad con la tarea que el Padre le ordenó. Jesús nació con el propósito de hacer la voluntad de su Padre y no para hacer la suya propia.

La voluntad de su Padre fue que naciera en Belén de Judea, como un niño judío cualquiera, en el seno de una familia al borde de la pobreza extrema. Luego vivió exiliado en Egipto por un tiempo y después se dedicó a la carpintería en Nazaret, un pueblo insignificante de la despreciada región de Galilea.

A los 30 años cerró la carpintería, fue bautizado por su primo en el río Jordán, nombró a sus doce apóstoles y se dedicó a proclamar el advenimiento del reino de Dios. Tres años y medio después, fue aprehendido por los judíos y juzgado por los romanos, lo azotaron y lo condenaron a morir crucificado en las afueras de Jerusalén. Así que terminó sus días pobre, abandonado y contado entre los peores criminales, porque así lo había determinado el Padre.

Jesús después de haber cumplido con todo lo que el Padre le ordenó, pudo decir en la cruz: "consumado es" (gr. tetelestai), palabras que ningún otro ser humano ha podido decir al final de su vida, puesto que todos fallamos. Los horrores de la cruz no estaban en los planes de Jesús, ni fueron sus deseos, cargó su cruz en obediencia a su Padre y eso lo convirtió en el hombre más exitoso de todos los tiempos.

Así que el éxito en la vida consiste en inquirir, conocer y obedecer a la voluntad de Dios. Dios tiene un propósito útil y maravilloso para cada uno de nosotros, y si nos aferramos a ese plan que es bueno, agradable y perfecto, ¡venceremos!

-Carlos H. Suárez

Plan de lectura de la Biblia completa en un año:

Agosto 15, 2019
Salmos 59-63
Romanos 9