¡QUE SE HAGA MI VOLUNTAD!
"Jesús se alejó un poco de ellos, se arrodilló hasta tocar el suelo con la frente, y oró a Dios: 'Padre, ¡cómo deseo que me libres de este sufrimiento! Pero no será lo que yo quiera, sino lo que quieras tú'" (Mateo 26:39 TLA).
En Getsemaní Jesús nos enseñó a orar pidiendo que se haga la voluntad de Dios siempre, bajo cualquier circunstancia. Nadie puede tener un mejor propósito para su propia vida que el que Dios le ha diseñado.
En el reino de Judá, el rey Ezequías se enfermó gravemente y estaba por morir. El profeta Isaías fue a visitarlo y le dijo: "Dios dice que vas a morir, así que arregla todos tus asuntos familiares más importantes". Pero Ezequías lloró con mucha tristeza y, buscando hacer su propia voluntad, oró a Dios pidiéndole que le sanara. Entonces Dios le sanó y le dio quince años más de vida.
Después de su mejoría, Ezequías engendró en Hepsiba a un hijo a quien llamó Manasés. Manasés empezó a reinar en Jerusalem a los 12 años y fue el peor de todos los reyes de Judá: rebelde y desobediente a Dios y a la Ley, inmoral, idólatra, construyó altares a los dioses falsos, puso la imagen de Astarte en el templo de Dios, practicó la hechicería y la brujería, se hizo amigos de los espiritistas y reinó por 55 años. ¡Su mal ejemplo fue nefasto!
Ezequías debió orar que se haga la voluntad de Dios y no la suya. Cuando nos rehusamos aceptar la voluntad de Dios corremos el riesgo que Dios nos deje que se haga la nuestra. Aprendamos de Jesús, oremos pidiendo que Dios haga su voluntad siempre, pues Él sabe lo que es mejor para nosotros y para su pueblo. El éxito en la vida no es vivir mucho, sino hacer la voluntad de Dios.
-Carlos H. Suárez
Plan de lectura de la Biblia completa en un año:
Junio 19, 2019
1 Crónicas 26-27
Hechos 2:43-3:10
No hay comentarios
Publicar un comentario