FE = OBEDIENCIA
"Con tus descendientes voy a formar una gran nación; voy a bendecirte y hacerte famoso, y serás una bendición para otros" (Génesis 12:2).
Cuando Abraham tenía 75 años, Dios le dio una promesa maravillosa: "tendrás un hijo varón y de él voy a levantar una gran nación". Y aunque su esposa Sara nunca había tenido hijos porque su matriz era estéril, Abraham le creyó a Dios y salió de Ur de los caldeos, su tierra natal, hacia la tierra que Dios le prometió como herencia.
Pasaron unos 10 años que Abraham y Sara habitaban en Canaán y el hijo de la promesa no llegaba. Así que Sara se desesperó y puso a funcionar su creatividad: vio a su sierva egipcia Agar y pensó, tal vez Dios a través de ella cumplirá su promesa. Entonces Sara le dijo a Abraham que tuviera relaciones sexuales con su sierva Agar, y ella concibió un hijo varón y Abraham lo llamó Ismael.
Desde que Ismael apareció en la escena de la familia de Abraham y Sara hace 4 mil años, nada fue igual hasta hoy. Agar afrentó a Sara. Sara le pidió a Abraham que echara a Agar de la casa. Abraham echó a Agar y a Ismael de su casa. Entonces se desató una acérrima enemistad entre los descendientes de Ismael (árabes) y los descendientes de Isaac (israelitas) hasta hoy.
Reza un dicho popular: "El que espera, desespera". Isaac, el hijo de la promesa llegó 25 años después que Dios lo prometió, cuando Abraham tenía 100 años. Sara desesperó y desesperó a su esposo, y ambos tomaron una decisión de la cual todos sus descendientes se lamentan hoy. Tener fe es confiar en las promesas del Señor y esperar pacientemente que Él las cumpla. Ser creativos en querer ayudar o apresurar las cosas, puede ser perjudicial para nosotros y para nuestros hijos, nietos y bisnietos.
-Carlos H. Suárez
Plan de lectura de la Biblia completa en un año:
Junio 28, 2019
2 Crónicas 21-23
Hechos 7:42-60
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