ALTOS, NO ALTIVOS
"Porque Jehová es excelso, y atiende al humilde, mas al altivo mira de lejos" (Salmos 138:6).
La altivez es una hija del orgullo y aquí el salmista en forma poética dice que a los altivos Dios prefiere mantenerlos distantes. Pero, ¿por qué detesta Dios el orgullo? Porque es un pecado altamente corrosivo: corrompió a los ángeles del cielo y a los humanos de la tierra, es decir, ha corrompido el Universo entero.
Harry Foster, refiriéndose a la humillación de Jesús en la cruz, dijo: "Esta humillación hasta la muerte, y muerte de cruz, nos trajo salvación. Pero nos trajo más que eso, ha socavado y ha volteado todo el reino de Satanás que se fundamenta en el orgullo. Fue el orgullo que precipitó la caída de Satanás y fue el veneno del orgullo que infectó la raza humana cuando Adán pecó. Dios no tolerará ningún vestigio de orgullo en su reino. Ese reino está reservado para los que son pobres en espíritu".
Dios trata de una manera especialmente severa con los orgullosos: a Faraón le envió diez plagas, a Nabucodonosor lo envió a pastar entre las bestias del campo por siete años y al hijo pródigo lo mandó a comer algarrobas entre los puercos por mucho tiempo.
Dios no escucha las oraciones del altivo de corazón. Así que si deseas respuestas con esa actitud, mejor espera sentado porque te saldrán varices. Dios no impedirá que te estrelles una y otra vez la cara con el muro de tus fracasos, hasta que le des la gloria que merece y las gracias por sus bondades, y vengas contrito y humillado de corazón ante su presencia. Y al corazón contrito y humillado, Dios no lo rechaza, jamás.
-Carlos H. Suárez
Plan de lectura de la Biblia completa en un año:
Junio 26, 2019
2 Crónicas 15-17
Hechos 7:1-19
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