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VICTORIOSOS, NO TEMEROSOS

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“Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio” (2 Timoteo 1:7).

Timoteo era un compañero fiel de Pablo, responsable en su trabajo y con un gran corazón pastoral. Pero, Timoteo tenía una marcada debilidad en su carácter, el timidómetro le marcaba un nivel muy alto de pusilanimidad: rehuía a la confrontación, se deprimía con facilidad y tenía la tendencia de avergonzarse al compartir su fe en Jesucristo.

Entonces Pablo le enseña que cuando creyó en Jesús para salvación, el Espíritu Santo vino a morar en su corazón, y que con su ayuda recibiría poder, amor y dominio propio, justo lo que necesitaba para superar su debilidad de carácter.

Desde que aceptó a Cristo, Timoteo tiene el poder del Espíritu para testificar del evangelio de Cristo, sin temer a la crítica, al rechazo o al juicio de la gente. Ese mismo poder que transformó el corazón de los primeros discípulos, que sin reparos salieron por el mundo proclamando que Jesús había muerto para el perdón de los pecados y que había resucitado para darnos vida eterna.

Ahora Timoteo también tiene la fuerza de amar a los demás con el verdadero amor ágape, el amor con el que Cristo nos amó. Jesús y Pablo tuvieron un profundo amor por las personas, pero jamás evitaron una confrontación positiva y constructiva, puesto que una manera de amor práctico consiste en confrontar a la persona con su ignorancia, con su error y con su pecado.

El carácter vacilante de Timoteo, y su falta de resolución a la hora de mostrarse radical en cuanto a su fe cristiana, estaban haciendo de él un siervo cobarde. Tal vez Timoteo se excusaba de sus complejos aduciendo que así era y que no podía cambiar, justo como reza el dicho popular: "Genio y figura, hasta la sepultura".

Pero, parafraseando un poco a Pablo: "Timoteo, el Espíritu cultivará en ti dominio propio, para que puedas vencer tus complejos y mostrar el verdadero carácter de Jesucristo. Jesús fue manso y humilde, pero confrontó con valentía a sus enemigos y le crucificaron”. Así que, con la ayuda del Espíritu podemos ser vencedores en todas las áreas de nuestro carácter. Jesús nos llamó a ser victoriosos, no temerosos.

-Carlos H. Suárez

Plan de lectura de la Biblia completa en un año:

Abril 29, 2019
1 Samuel 26-28
Lucas 21:1-24

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