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LA ESPINA PROVECHOSA

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“Para evitar que me volviera presumido por estas sublimes revelaciones, una espina me fue clavada en el cuerpo, es decir, un mensajero de Satanás, para que me atormentara” (2 Corintios 12:7 NVI).

El apóstol Pablo recibió revelaciones extraordinarias, las cuales pudieron volverlo presumido. Por eso Dios permitió que Satanás hincara una espina en su cuerpo para que no se exaltase a sí mismo. Por contradictorio que parezca, las experiencias espirituales pueden producir orgullo y Dios sabía que Pablo tenía la tendencia a envanecerse. Así que, aunque era el mismo diablo que molestaba su vida, Dios lo permitió para su bien.

Muchas teorías han surgido acerca de qué podría consistir esta espina. Algunos piensan que se trataba de alguna enfermedad física, otros opinan que podrían ser los comentarios negativos que vertían los compañeros de milicia que lo abandonaban, incluso hay quienes creen que esa espina tendría que tratarse de las continuas persecuciones, azotes y cárceles. Sea lo que fuere, perturbaba la paz y molestaba profundamente el corazón del apóstol.

Pablo le pidió a Dios en tres ocasiones que le quitara esa espina, pero Dios le respondió de la misma manera: “Bástate mi gracia” (v.9). Lo que afirma una vez más el hecho que Dios está más interesado en el perfeccionamiento de nuestro carácter, que en nuestra comodidad y tranquilidad personal. Dios quería ver en Pablo mansedumbre y humildad, virtudes propias del carácter de Jesús.

En resumen, la espina de Satanás en la carne de Pablo iba perfectamente con el propósito de Dios. Por más que ores a Dios muchas veces para que te quite una espina, si va de acuerdo con su propósito de perfeccionar tu carácter, su respuesta será la misma: “Lo siento, dejaré esa espina en tu cuerpo, porque te es muy provechosa”. Es mejor que te duelan las espinas y seas humilde, a que no te inquiete nada y seas arrogante.

-Carlos H. Suárez

Plan de lectura de la Biblia completa en una año:

Abril 28, 2019
1 Samuel 24-25
Lucas 20:19-47

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