¡HA RESUCITADO!
“Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3-4).
El Top Three de acontecimientos más grandiosos y significativos en el Universo son: La encarnación de Jesús, la muerte de Jesús y la resurrección de Jesús. Hoy, como todos los domingos del año, celebramos el tercero: ¡Cristo ha resucitado!
Jesús resucitó un domingo temprano en la mañana (Marcos 16:2). Se presentó vivo a sus discípulos con muchas pruebas indubitables durante cuarenta días, hablándoles acerca del reino de Dios (Hechos 1:3). Se le apareció vivo a Pedro, a los doce y a más de quinientos hermanos a la vez (1 Corintios 15:5-6). Se le presentó vivo al rabino Shaul de Tarso en las afueras de la ciudad de Damasco (Hechos 9:3-6). Se le presentó en visión a Juan el apóstol (Apocalipsis 1).
Las teorías que se han propuesto para desvirtuar la veracidad de la resurrección son varias, pero ninguna ha prevalecido. Las tres más conocidas son: Jesús no murió, los discípulos robaron el cuerpo y las mujeres se equivocaron de tumba. Si los poderosos enemigos de Jesús, que no fueron pocos, hubiesen encontrado el cuerpo y lo hubiesen presentado a las autoridades, fin de la historia, adiós al cristianismo y probablemente hoy les estaría escribiendo acerca del precio de la sal en India.
El Mausoleo de Mao Zedong en la Plaza Tiananmén de Pekín, China, fue considerado en su momento como una de las maravillas del mundo. Este edificio es una pieza arquitectónica impresionante, pero al igual que las pirámides egipcias, bellísimo exteriormente, pero por dentro reina la muerte; pues allí se encuentra el cuerpo embalsamado del presidente Mao (1893-1976).
Desde hace dos mil años, el monumento más excelso que el cristianismo puede erigir al mundo entero no es la Catedral de Notre Dame en París ni la Basílica de San Pedro en la Ciudad del Vaticano. El monumento insigne de la cristiandad es la tumba vacía donde fue colocado el cuerpo muerto de Jesús de Nazaret, un sepulcro que perteneció a José de Arimatea, un miembro del Consejo Supremo de Judea, y fue tallado en una roca a las afueras de la antigua Ciudad de Jerusalén.
La verdad irrefutable es: Jesús nació para morir, murió para resucitar y resucitó para darnos vida eterna. Jesús ha resucitado y está sentado a la diestra de su Padre. Él ha prometido volver por aquellos que han limpiados sus pecados en su sangre. ¿Crees que Jesucristo resucitó de los muertos? ¿Vive en tu corazón? ¿Estás preparado para su regreso?
-Carlos H. Suárez
Plan de lectura de la Biblia completa en un año:
Abril 21, 2019
1 Samuel 10-12
Lucas 16:19-17:10
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