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SIN DAÑOS COLATERALES

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“Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas” (Deuteronomio 6:4-9).

Algunas personas me han preguntado alguna vez si existe el riesgo de causarles algún trauma sicológico a nuestros hijos si le enseñamos la Biblia desde muy temprano en sus vidas. Mi respuesta siempre ha sido un rotundo NO. La Biblia, la cual es la palabra escrita inspirada por el Espíritu Santo, no trauma ni empacha el alma de los niños. La educación moral y espiritual que los padres le daban a los hijos en Israel, estaba repleta de la Ley de Dios, y la repetían en cualquier momento del día y en cualquier lugar, ya sea en el hogar o en el campo.

La Biblia, refiriéndose a sí misma, dice que es perfecta y convierte el alma, es fiel y hace sabio al sencillo, es recta y alegra el corazón, es pura y alumbra los ojos, es limpia y permanece para siempre, es verdadera y justa y más deseable que el oro refinado, es deliciosa como la miel que se extrae directamente del panal.

La Palabra de Dios da testimonio veraz e inequívoco que Jesús es el Hijo de Dios, uno con el Padre y el Espíritu Santo. Los libros sagrados son el agua viva para el sediento y el pan de vida para el hambriento; regeneran el alma y vivifican el espíritu humano, son útiles para enseñar, para redargüir, para corregir e instruir en justicia, y hacen perfecto al hombre de Dios y los preparan para toda buena obra. ¿Cómo se puede pensar que este regalo maravilloso de Dios para el ser humano pueda causar algún trauma en la mente de nuestros hijos?

Por el contrario, los padres que no alimenten adecuada y abundantemente el alma de sus hijos con la Palabra de Dios lo expondrán a muchas pruebas y tentaciones que no sabrán cómo enfrentar y superar. Enviar a nuestros hijos a la selva de la vida sin la Biblia en sus mentes es comparable a enviar soldados a la línea de fuego sin entrenamiento y sin armas; serán blancos fáciles de los proyectiles enemigos. Mientras más Biblia les demos a nuestros hijos, protegeremos sus corazones de las enfermedades morales y espirituales que fácilmente se adquieren en la escuela, la televisión, la Internet y en las juntas con los amigos.

Pongan mucha atención a las palabras de Jesús referente al tema que venimos desarrollando: “Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca” (Mateo 7:24-25).

Por lo tanto, mientras más Palabra de Dios reciban nuestros hijos mejor, porque así  no tendremos la pena de verlos enclenques, moral y espiritualmente hablando. En los años de vida que tengo he sido testigo de traumas, vicios, complejos y fracasos en las vidas de muchos por la inanición de la Biblia en la niñez. Por eso mis queridos padres, esfuércense por enseñarles a sus hijos a leer, meditar, memorizar y practicar las Escrituras, porque el conocimiento de la Biblia sin la práctica tampoco sirve de mucho.

-Carlos H. Suárez

Plan de lectura de la Biblia completa en un año:

Marzo 11, 2019
Deuteronomio 1-2
Marcos 13:24-37

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