¡HUYE!

"Hablando ella a José cada día, y no escuchándola él para acostarse al lado de ella, para estar con ella, aconteció que entró él un día en casa para hacer su oficio, y no había nadie de los de casa allí. Y ella lo asió por su ropa, diciendo: Duerme conmigo. Entonces él dejó su ropa en las manos de ella, y huyó y salió" (Génesis 39:10-12).

Huir de la tentación no es cobardía sino una clara muestra de sabiduría. José hizo lo correcto: huyó de la tentación. Si José enfrenta a la tentación por un par de minutos, cae, y yo no estuviese escribiendo acerca de él. José prefirió ir la cárcel donde estaban los presos del rey, que dejarse aprehender por su pasión carnal.

El apóstol Pablo aconsejó a Timoteo hacer lo mismo que hizo José: "Huye también de las pasiones juveniles" (2 Timoteo 2:22a). Al diablo debemos resistir pero de la tentación debemos huir. La fornicación es una pasión carnal muy fuerte, no debemos enfrentarla sino huir de ella. Si el rey David hubiese huido de aquella terraza no habría adulterado con Betsabé, y no hubiera traicionado y asesinado a su esposo Urías, y hubiera evitado una gran tragedia en su propia familia.

Dios tiene un plan maravilloso para la vida de cada ser humano, pero nos advierte que en el camino hay tropiezos, resbaladeros y precipicios de los cuales debemos huir, pues en un pequeño desliz lo podemos perder todo. Para José, acostarse con la esposa de Potifar pudo ser fatal.

-Carlos H. Suárez

Plan de lectura de la Biblia completa en un año:

Enero 22, 2019
Éxodo 1-2
Mateo 13:24-52