EL PROPÓSITO EN LA VIDA

"¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían" (Lucas 24:26-27).

Jesús de Nazaret fue el hombre más exitoso de la historia porque hizo la voluntad de su Padre. ¿Y dónde conoció Jesús el propósito de Dios para su vida? En sus momentos de oración y en su meditación diaria de las Sagradas Escrituras.

Jesús cumplió al cien por ciento con la misión que su Padre le encomendó, y el impacto que produjo en el mundo su carácter, sus enseñanzas y sus milagros, fue extraordinario. La eternidad no tiene principio ni fin, pero Jesús le puso un centro: antes y después de la encarnación y obediencia de Cristo.

En la actualidad, una de las razones por la cual tenemos como iglesia un testimonio tan exiguo delante de los incrédulos es, porque los creyentes están ocupados y preocupados en actividades que Dios nunca les mandó hacer. El testimonio de Jesús fue tan deslumbrante porque estaba completamente empapado de lo que la Biblia decía acerca de su tarea en la tierra, que desde los doce años se mostraba muy enfocado en avanzar los negocios de su Padre.

Muchos cristianos en la actualidad están más orientados en agrandarse a sí mismos y en desarrollar sus propios sueños e ideales, y no en agradar a Dios y en desarrollar los planes de Dios. Sin embargo Jesús nos enseña que nadie, por más sabio que sea, puede diseñar un mejor y más fructífero plan para su vida que el que Dios mismo le ha trazado y lo ha dejado explícito en su Palabra. Y, finalmente, nadie subió tan alto y llegó tan lejos, sino aquel que con paciencia y con diligencia inquirió en la Palabra de Dios para conocer y para llevar a cabo la buena, agradable y perfecta voluntad de Dios para su vida.

- Carlos H. Suárez

Plan de lectura de la Biblia completa en un año:

Febrero 3, 2019
Éxodo 29-30
Mateo 21:12-32