ANARQUÍA
ANARQUÍA
«En esos días, Israel no tenía rey; cada uno hacía lo que le parecía correcto según su propio criterio» (Jue 17:6 NTV).
El período de los Jueces abarca aproximadamente trescientos cincuenta años en la historia del pueblo de Israel, desde la conquista de Canaán hasta el inicio del reinado de Saúl. Durante esta etapa, Israel vivió un ciclo constante de fidelidad y apostasía, alternando entre la obediencia a Dios y la adoración de ídolos. El versículo de hoy es clave para comprender los extraordinarios acontecimientos que ocurrieron en este tiempo. A pesar de que Dios era el verdadero Rey de Israel y la Ley constituía la base de su gobierno, el pueblo, en su incredulidad y rebeldía, adoraba a los baales y vivía según una ética situacional en lugar de obedecer la moral establecida por Dios.
Los capítulos 17 al 19 del libro de Jueces relatan tres episodios impactantes que evidencian la corrupción espiritual y moral de Israel: la instauración de un santuario ilegítimo por Micaía, la idolatría de la tribu de Dan y la brutalidad ocurrida en Gabaá.
Micaía, un hombre de la región montañosa de Efraín, estableció un santuario privado con ídolos y un efod sagrado. Para darle legitimidad, nombró sacerdote a un levita de Belén de Judá. Posteriormente, la tribu de Dan, en su búsqueda de un territorio para asentarse, saqueó el santuario de Micaía, robando sus imágenes y utensilios sagrados. Además, designaron como sacerdote a Jonatán, hijo de Gersón y descendiente de Moisés, perpetuando la adoración idolátrica mientras el verdadero Tabernáculo de Dios permanecía en Silo.
El tercer relato es uno de los más atroces de la Biblia. Un levita y su concubina, de camino a su hogar en la región montañosa de Efraín, decidieron pernoctar en Gabaá, una ciudad de la tribu de Benjamín. Durante la noche, un grupo de hombres perversos rodeó la casa donde se hospedaban, exigiendo tener relaciones con el levita. Para protegerse, el levita empujó a su concubina hacia ellos, quienes la violaron salvajemente hasta el amanecer. Al encontrarla sin vida en la puerta de la casa, la cargó en su burro, la llevó a su hogar y, en un acto impactante, la desmembró en doce partes, enviando cada fragmento a una de las tribus de Israel. Este suceso causó tal indignación que provocó una guerra civil contra la tribu de Benjamín.
Este período sombrío de la historia de Israel nos deja una gran enseñanza: cuando un pueblo rechaza la soberanía de Dios y se guía por su propio criterio moral, el resultado es el caos y la degradación.
La noticia más importante hoy es que Dios te ama con un amor inquebrantable y desea ser el Rey de tu vida. Sin Su dirección, estás perdido, atrapado en el reino de las tinieblas, gobernado por Satanás, quien, aunque no lo elijas conscientemente, influye en tu vida para llevarte a la destrucción. Pero Cristo vino a rescatarte, ofreciéndote vida y vida en abundancia. Él es el único Rey que te guiará a la verdadera paz y plenitud. ¡Entrégale tu vida hoy, proclámalo como tu Señor y triunfarás en todo lo que emprendas!
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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