Youtube

MORDIDAS LETALES

MORDIDAS LETALES

«Hizo Moisés una serpiente de bronce, y la puso sobre una asta. Y cuando alguna serpiente mordía a alguien, este miraba a la serpiente de bronce y vivía» (Nm 21:9 RV95).

Cuando los israelitas atravesaban el territorio de Edom, el pueblo se impacientó y comenzó con su estribillo repetitivo contra Dios y Moisés: «¿Por qué nos sacaron de Egipto para morir en el desierto? Aquí no hay nada para comer ni agua para beber. ¡Además, detestamos este horrible maná!» (Nm 21:5). Esta fue la última vez que los israelitas expresaron su descontento con respecto a la comida que Dios les enviaba y al liderazgo de Moisés. Una vez más, los hijos de Israel manifestaron su preferencia por regresar a Egipto en lugar de seguir marchando por el desierto. En definitiva, el pueblo de Israel salió de Egipto, pero Egipto nunca salió del corazón de los israelitas. ¿Pueden creer que, después de casi cuarenta años viviendo bajo la provisión, protección y dirección de Dios y de sus siervos Moisés y Aarón, todavía pensaran que su vida de esclavos en Egipto era mejor?

Entonces, la ira del Señor se encendió nuevamente contra su pueblo y los disciplinó severamente, enviándoles serpientes tan venenosas que, al morderlos, morían casi de inmediato. Los desiertos por donde pasaron los israelitas albergaban varias especies de serpientes venenosas, como la víbora cornuda del desierto y la cobra egipcia. Es posible que algunas de estas especies fueran atraídas por el Señor hacia el campamento donde habitaba su pueblo, para morderlos y causarles la muerte. Las serpientes ardientes fueron utilizadas por Dios para mostrarles cómo las quejas mordaces que proferían eran tan venenosas como el veneno de las serpientes. En otras palabras, Dios les estaba enseñando las consecuencias de sus acciones.

Cuando el pueblo se arrepintió de su pecado y acudió a Moisés clamando: «Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Pide al Señor que quite las serpientes» (Nm 21:6), Dios los perdonó y los sanó de las mortales mordeduras. El Señor ordenó a Moisés tallar la imagen de una serpiente de bronce y colocarla en un poste alto, para que todo israelita mordido por una serpiente pudiera mirarla y ser sanado de inmediato. Al mirar la serpiente de bronce sobre el poste, el israelita demostraba su fe en Dios y su obediencia a su palabra. No había otro remedio para salvarse del veneno. Si alguno de ellos era mordido y se rehusaba a mirar la serpiente de bronce, moría inevitablemente. El bronce representaba la justicia y el juicio divino sobre el pecado, así como la necesidad de arrepentimiento y salvación.

El escritor británico del siglo XIX, J. C. Ryle, escribió: «Él sabía lo que éramos antes de la conversión: malos, culpables e impuros; sin embargo, nos amó. Él sabe lo que seremos después de la conversión: débiles, erráticos y frágiles; sin embargo, nos ama». El apóstol Pablo afirmó que, aunque el ser humano ha conocido a Dios, nunca lo ha glorificado como Dios ni le ha dado gracias (Ro 1:21). Por tanto, todos los seres humanos han sido mordidos e infectados por el veneno del pecado, porque no hay justo, ni aun uno. Así como Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto para la sanidad del pueblo, Dios, en su gran amor y misericordia, ha levantado a su Hijo amado en la cruz del Calvario, para que todo aquel que confiese a Jesús como su Señor y Salvador sea perdonado de todos sus pecados y reciba vida eterna.

—Carlos Humberto Suárez Filtrín

No hay comentarios

Con la tecnología de Blogger.