EL ALIYAH
EL ALIYAH
«Pero no temas, mi siervo Jacob, no te desalientes, Israel. Pues los traeré de regreso a casa desde tierras lejanas, y tus hijos regresarán del destierro. Israel regresará a vivir en paz y tranquilidad, y nadie los atemorizará» (Jer 46:27 NTV).
Aunque esta profecía fue dada por Jeremías hace aproximadamente dos mil seiscientos años, en nuestros días se está cumpliendo al pie de la letra ante nuestros ojos. Actualmente, la mayor parte de los judíos viven en el Estado de Israel, unos once millones aproximadamente; sin embargo, hay otros seis millones que viven esparcidos entre las naciones. Esta reunión desde todos los países donde el pueblo judío ha sido esparcido se conoce como el aliyah, palabra hebrea que significa "subir" o "ascender". Cuando los judíos emigran a Israel, ellos "emprenden su aliyah", porque ascienden a la tierra que Dios les dio.
Israel siempre ha estado en el corazón de Yahweh. Él lo escogió para que sea su especial tesoro y su pueblo santo para siempre. Durante siglos, Dios advirtió a su pueblo, por medio de los profetas, que si no obedecían sus mandamientos, los enviaría al exilio, y así ocurrió: Israel fue desterrado a Asiria (722 a.C.) y Judá a Babilonia (586 a.C.). Finalmente, en el año 70 de nuestra era, los israelitas fueron expulsados de su tierra hasta 1948, cuando nació el moderno Estado de Israel. La disciplina por la incredulidad y la desobediencia fue severa, pero Dios nunca planeó destruirlos por completo; Él siempre prometió reunirlos nuevamente.
El amor de Dios por su pueblo es inagotable y sus planes futuros para ellos son grandiosos. Todas las naciones a donde los israelitas fueron desterrados serán destruidas completamente. Israel volverá a ser el epicentro del mundo, Jerusalén será la capital eterna del heredero de David, y los israelitas vivirán en tranquilidad, seguridad y paz. Los judíos de todo el mundo están siendo llamados por el Espíritu a Haaretz Israel (Tierra de Israel), porque están convencidos de que sólo en la tierra que Dios le prometió a Abraham y a su descendencia habitarán en paz.
—Carlos Humberto Suárez Filtrín
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